LXIX: I Choose You (parte I)

1.2K 98 33
                                    

El día, afortunadamente, siguió transcurriendo con una tranquilidad admirable. Con el pasar de las horas, la circulación en el spa fue menguando, hasta que finalmente, al caer la noche, sólo quedaron Libo, Flor y Emilia.
Los amigos, decidieron tomarse unos minutos para relajarse, antes de emprender el viaje de regreso a sus hogares. Y en esa estaban, cuando la voz apenada de la rubia los sacó de aquel momento de risas y anécdotas.

Disculpen que interrumpa, comenzó hablando. Pero creo que ya es hora de que me vaya jefa, no? Preguntó con timidez

Sí, perdón es tardísimo respondió la morocha mirando el reloj. Pero antes de que te vayas necesitaría hablar con vos dos minutos. Acompañame a la oficina, por favor dijo con seriedad, haciendo un leve movimiento con su mano para guiarla. Bebote, aguántame dos segundos que termino esto y vamos a tomar algo, querés?

Obvio Florchi... acá te espero mientras me retoco el maquillaje contestó Liborio divertido

Una vez que las dos ingresaron a la oficina, la morocha cerró la puerta detrás de sí e invitó a su empleada a que tomara asiento.

Bueno Emilia, supongo que sabrás por qué te hice venir hasta acá, no? Indagó Florencia con seguridad en su voz

Sí, claro que lo sé respondió la rubia con la mirada baja y la voz quebrada. Y antes de que digas cualquier otra cosa quiero entregarte esto. Extendió un sobre y se lo entregó. Esa es mi renuncia. Iba a enviarla mañana pero viendo como vienen las cosas, creo que sería mejor si lo hago ahora. Hizo una leve pausa, seguramente intentando tomar impulso y prosiguió Yo de verdad, quiero pedirte perdón Flor. Sé que metí la pata y de verdad me estoy muriendo de vergüenza en este momento...

No, Emi... la frenó la morocha ahora con un tono dulce y amistoso. Nunca, me oíste? Nunca vuelvas a pedir perdón por sentir, por amar o por gritar tu amor a los cuatro vientos. Nunca te reprimas, ni te prives de hacer lo que tu corazón te exige. Este mundo está hecho para valientes linda... los cobardes siempre se quedan a mitad de camino. Y a vos... a vos se te nota la valentía y la pasión en los ojos.

Gracias Flor... es muy lindo lo que me decís, pero sé que estuve mal y estoy muy arrepentida

No importa, ya está, si? Si te llamé para que habláramos, fue porque sé que si pretendemos trabajar juntas hay que tener las cosas claras. Vos sos una chica hermosa, buena y muy inteligente pero yo no te amo y lo sabés. Yo amo a Jazmín y necesito que eso quede claro porque ya no quiero malos entendidos entre las dos.

Pará! No entiendo... ¿no me vas a echar?

Noooo, jamás consideré esa idea. Sos una empleada modelo, no puedo darme el lujo de perderte en este momento. Además, no puedo echarte ¿por qué lo haría? ¿Por quererme? No, eso jamás. Pero necesito que quede todo claro, si? Si esto vuelve a repetirse, estás fuera, ¿Nos entendemos?

Perfectamente. Muchas gracias Jefa! De verdad necesito este trabajo

Lo sé... Bueno, ya es tarde. Andá yendo. Mañana necesito que te encargues de todo porque yo no voy a estar.

No venís mañana?

No. Hasta el lunes Emilia. Cualquier cosa que se presente, en el trabajo aclaró la morocha, no dudes en llamarme.

Listo Florencia. Hasta el lunes saludó la rubia y se retiró.

Luego de acomodar algunos papeles y de dejar su oficina en orden, tomó su saco, su campera y salió de allí en busca de su amigo. Lo encontró perfectamente cambiado, con un traje negro, corbata y zapatos al tono.

Waaaachiiii! Que buen mozo te me pusiste Libo de mi corazón! Exclamó la morocha con una exageración evidente. Éste, traía una copa de vino en una de sus manos y caminaba hacia ella con una sonrisa en el rostro. Mmmm qué es esa carita? qué está pasando acá? Preguntó intrigada

Jajaja no pasa nada bebota! Pero necesito que te pongas esto respondió extendiendo un vestido y un par de zapatos finos y sencillos, pero también elegantes.

No estaría entendiendo. Dijiste que íbamos a tomar algo... ahora resulta que nos vamos a una fiesta?

Mmmm seeee, algo así contestó su amigo frunciendo la nariz de un modo gracioso. Dale... dejá de dar vueltas. Vení que te arreglo un poco esa cara de muerta que traes hoy y después pasá a cambiarte.

Ay bueno che! Se quejó la morocha mientras se sentaba en el sillón ubicado en el sector de maquillaje. Esta cara se debe a que estaba trabajando, querido.

Se se se... dale que no tengo toda la noche

Pasados algunos minutos, Florencia ya se encontraba perfectamente peinada y maquillada.

Bueno... ahora sí, andá y ponete el vestido que se te hace tarde

La morocha volvió a entrar a su oficina sin entender nada y después de dudarlo un rato se vistió. Fue entonces cuando escuchó una suave música proveniente del Hall.
Sin poder esconder su curiosidad, se asomo y allí la vio. Jazmín, su jazmín, la esperaba al final de un camino de pétalos, con una sonrisa enorme y un corazón latiendo con una fuerza galopante. Sin pensarlo demasiado y sin entender nada de lo que allí sucedía, caminó hacia ella y la besó con ternura.

¿Qué es todo esto? Preguntó casi susurrando sobre sus labios.

Esta soy yo y sos vos... somos nosotras dos, dando un paso más. Soy yo perdiendo miedos, apostando al amor... Soy yo eligiéndote y queriendo hacerte feliz el resto de nuestras vidas... si es que aún querés, claro!

No entiendo. Vos no deberías estar en...

Debería, la interrumpió la colorada, pero estoy acá mi amor. Estoy con vos y no pienso irme nunca más...

Gusto De Vos |COMPLETA|Where stories live. Discover now