XLIV: Sueño Dorado

1.1K 101 26
                                    

El suelo se sentía suave bajo mis pies. El sol me quemaba pero la sensación era reconfortante. Tardé bastante en distinguir el lugar en el que me encontraba... Pude notarlo, cuando al levantar mi vista me encontré a mí misma en medio de un campo dorado. Cerré los ojos y estiré mis brazos hacia los lados mientras comenzaba a caminar despacio, pensando en cada paso, absorbiendo cada sensación. Deslicé mis manos sobre el suave trigo y recorrí con lentitud aquel camino estrecho que me conducía a mi infancia. Bajo la sombra de un árbol cargado de manzanas, la figura de una mujer me esperaba con los brazos abiertos. No podía verle el rostro porque el sol me encandilaba pero aquella figura me atraía y me llamaba con una voz dulce y familiar. Al llegar, me tomó de la mano y me acompañó a sentarme sobre una manta, tendida en el suelo que improvisaba una tierna merienda. Mis ojos seguían intentando distinguir sus facciones pero me era imposible... su rostro se veía confuso pero me transmitía paz.

Asi que, comenzó hablando, has decidido visitarme hoy.

Si, respondí con seguridad

¿Y puedo saber a qué se debe el honor? Preguntó con tranquilidad

No lo sé

Es raro que no lo sepas, chinita, respondió con dulzura

Hacía mucho tiempo que no me llamaban así... supongo que ya me había olvidado lo bien que me hacía escucharlo de tus labios abuela

No me respondiste... por qué estás acá?

Creo que vine buscando un poco de amor

Tenía entendido que ya lo habías encontrado...

Pensé lo mismo pero parece que no... suspiré con tristeza

¿Y entonces qué era eso?

Es lo que intento averiguar buba... ¿Te acordás cuando veníamos a escondernos del mundo, acá? Cambié el ritmo de la conversación. Siempre me gustó este árbol. Pero me gustaba más cuando me ayudabas a treparlo

¿Vos venías a esconderte? Porque yo, aclaró con tristeza, venía cuando quería ser feliz. Porque verme en tus ojitos chinos, hijita querida, era la felicidad para mí. Siempre estabas tan alegre, sonreías y a mí se me llenaba el pecho de orgullo. Te acordás del día que aprendiste a treparlo sola? Preguntó señalando el árbol

Siii, me acuerdo. Me caí un montón de veces y lloraba porque vos no me querías ayudar

Llorabas porque te frustraba no lograr lo que querías, cuando vos querías

Sí, pero me dijiste que si no lo seguía intentando no lo iba a lograr nunca. Y no te equivocaste, reconocí con una sonrisa

Y ahora decime... por qué estás acá? Volvió a preguntar

Porque ya no quiero intentarlo más... estoy cansada. Me duele acá viste? Señalé mi pecho. Es como si algo se hubiese roto dentro de mí. Y ya no quiero esto.

¿Qué es lo que no querés, chinita? Siguió preguntando con tranquilidad

Ya no quiero amarla, porque duele... duele mucho.

¿Te duele amarla o te duele que no te ame?

Creo que me duele más que no me ame.

Entonces no estás acá por vos, estás por ella

Sí, creo que tenés razón

Cuando trepaste el árbol, ¿por qué lo hiciste? ¿Porque yo te dejaba fallar o porque querías hacerlo por tu cuenta?

Porque quería hacerlo por mi cuenta... quería sentirme grande recordé entre risas

Entonces no lo hiciste por mí. Lo hiciste por vos... para crecer.

Si, pero qué tiene que ver con esto?

¡Tiene mucho que ver, chinita hermosa! Porque yo te hice sufrir cuando no quise ayudarte a subir, sin embargo no te rendiste. Estabas llorando en el piso creyendo que nunca ibas a lograrlo y te levantaste convencida y lo hiciste. Lo hiciste porque confiaste en vos. Porque te pusiste por delante de mi egoísmo. Porque te valoraste. Y así, lograste lo que querías...

Sí, me hice más grande... crecí dije entre susurros entendiendo a lo que se refería

Sí. A eso iba mi amor... no dejes que te duela, no dejes que te paralice. Levantó su mano y la llevó a mi cabeza mientras comenzaba a acariciar mi cabello con dulzura. Vos no sos miedo china... sos amor. Y el amor es felicidad y es entrega y es compromiso y es sobreponerse y es seguir... y vos sos todo eso... Aunque ahora no te des cuenta.

Pero no quiero... no sé si voy a poder

Vas a poder...

Cómo estás tan segura?

Porque el amor te vuelve invencible chinita.

Pero no sirve de nada porque ella no me ama

Tenés que aprender a escuchar Jazmín, me dijo mientras señalaba su oído

"No puedo imaginar mis días sin vos. No quiero hacerlo... todavía nos queda mucho por vivir juntas"

¿Flor? comencé a buscarla con la mirada por todos lados

"No me prives de tus besos, de tu risa... no me dejes mi amor que sin vos me muero"

Creo que ya es hora de irme chinita, susurró mientras me abrazaba y besaba mi mejilla

No quiero que te vayas

" Voy a estar ahí afuera, sabés?"

No puedo quedarme acá, y vos tampoco... Chau chinita dijo mientras su imagen se me desvanecía en el aire

"Te amo Jaz!"

De pronto los labios me ardían. Una corriente que me resultaba conocida me recorrió el cuerpo y se posó en mi mano arrastrándola sobre la suya

¿Y si mejor te quedás conmigo? 

Gusto De Vos |COMPLETA|Where stories live. Discover now