LII: Kiss Me

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Al principio no supe cómo encarar la situación. Sólo sabía que necesitaba llegar a ella. Mostrarle que estaba ahí, a su lado y que había sido partícipe del día más importante de su vida. Estaba tan feliz al saber que no se había dado por vencida. Que seguía pensando en mí y al mismo tiempo seguía luchando por sus sueños. Miró hacia delante y no se dejó paralizar. El tiempo no se detuvo para ella como lo había hecho conmigo el día que se fue. Supongo que se debe a la manera en que cada uno encara la vida. Yo, me dejé derrumbar. La hice responsable de mí, de mi dolor y de mi fracaso cuando en realidad quien estaba mal era yo. Ella en cambio, tomó ese dolor y lo canalizó, lo volvió lindo y útil. Lo convirtió en Flozmin y eso... eso era sencillamente hermoso. Su manera de ver la vida también era hermosa. Había sufrido tanto ya, que su carácter se había moldeado de un modo admirable. Se había vuelto valiente, fuerte, emprendedora. Podía transformar todo a su paso al tiempo que derrochaba ternura, sencillez y confianza a diestra y siniestra. Todo en ella era admirable. Ella era admirable... y hermosa. Y ahí estaba... abriendo su corazón. Regalándome la melodía más hermosa que mis oídos hayan escuchado. Florencia... mi florcita me hablaba de amor sin saber que estaba a su lado. Me hablaba desde lo más profundo de su ser mientras el alma se le desgarraba, mientras de los ojos no sólo le brotaban lágrimas... brotaba amor, del más puro y genuino que había visto en mi vida entera.

El pecho se me llenaba de orgullo con cada frase. Su voz era tan dulce y melodiosa que casi sin notarlo mis ojos se llenaron de humedad. Sus labios acompañaban con total sincronía su inglés tan perfecto. Esa mujer, ahí parada, con los ojos cerrados, con el rostro cubierto de lágrimas... esa mujer que me dedicaba canciones de amor, que me pensaba incluso después de mis desplantes y que me erizaba la piel con su sola presencia, esa mujer... esa mujer... era el amor de mi vida. Había querido auto-convencerme de que podía vivir sin ella, pero no era así. Hoy descubría lo que provocaba en mí. Ese fuego incesante que me consumía y me daba vida al mismo tiempo. Ese fuego que había comenzado como una pequeña llama el día que el destino nos llevó a chocar una mañana y se había vuelto una hoguera dentro de mí... me quemaba por dentro y reavivaba cada una de mis partes, inundándolas de ella, de su olor, de su voz, de su mirada tranquila, de su sonrisa brillante, de su piel suave... toda ella, era yo desde mis adentros.

Cuando la melodía dejó de sonar y su voz se apagó en un último suspiro, estallaron los aplausos. La vi mirar fijo hacia un lugar determinado del público. Luego, dubitativa empezó a girar con lentitud, casi en cámara lenta, hacia mí. Había estado esperando este momento durante varios minutos, sin embargo no dejé de estar nerviosa ni de tener miedo a su reacción. Pero todo se esfumó cuando nuestras miradas se cruzaron. Ella me sonrió... nerviosa y confundida

¿Jaz, que hacés acá? Preguntó sin entender. Yo simplemente la tomé de la mano y la saqué de ahí arrastrándola conmigo. Al principio no supe a donde, hasta que vi la puerta del ascensor abrirse casi como por arte de magia. Con un solo impulso nos metimos ahí dentro. Habíamos quedado enfrentadas. Las dos moríamos de nervios. Las dos temblábamos. Las dos nos devorábamos con la mirada. Fue entonces que en un arrebato de valentía decidí romper con la distancia que nos separaba y sin más, la besé. La besé con prisa y con calma, con amor y con deseo, con miedo y con soltura, con nostalgia y con felicidad. La besé y me besó. Nos besamos de todos los modos que nos salió besarnos y lo hubiésemos seguido haciendo si su boca no se hubiera apartado de la mía. Sin dejar de mirarla extendí mi mano y apreté un botón del tablero, dejando que el destino se encargara de lo que estaba por venir.

Jaz... volvió a susurrar con su boca rozando la mía. El ascensor comenzó a moverse con lentitud. Y.yo...

Shhh, coloqué mi dedo índice sobre sus labios obligándola a callar. No digas nada... no hace falta... no arruinemos este momento con explicaciones sin sentido. Hace semanas que sueño con este momento, que sueño con tenerte así de cerca otra vez. Hace semanas que me duelen los labios por no poder besarte. Mis manos me reclamaban a gritos el calor de tu piel... y acá te tengo, toda para mí... sólo para mí.

Jaz... susurró por segunda vez pero ahora casi sin aliento

Flor... mi amor...le devolví el susurro mientras acariciaba su mejilla con la punta de mi nariz. Me dirigí, nuevamente a su boca, dispuesta a besarla otra vez pero la puerta del ascensor se abrió y nos trajo a la realidad...

"Kiss Me" -  Ed Sheeran

Gusto De Vos |COMPLETA|Where stories live. Discover now