XXVII: Empezar otra vez

1.3K 86 3
                                    


Ni bien llegué a Buenos Aires, me dispuse a reorganizar mi vida de inmediato. Demasiadas veces me había pisoteado ya, como para permitirme rendirme otra vez. Tantas veces caí y quedé tendida en el suelo. Tantas veces creí y me mintieron... no podía permitirme fallar otra vez. A nadie le debía salir a flote, sólo a mí misma. Me lo prometí, hace años cuando Daniel me rompió el corazón y eso no había cambiado.

Los años pueden haberme vuelto más dura o más insensible pero lo cierto era que jamás tuve la capacidad de reconocer a mi victimario antes de que este diera el golpe final. Por lo visto, seguía sucediéndome. Era obvio que no había aprendido la lección. Si me preguntan a mí, no, jamás hubiese imaginado que esos labios que tanta veces me había profesado amor se dedicaban a mentirme, a ocultarme... Sentí tanta rabia, tanta impotencia.

¡Estúpida Florencia! Siempre creyendo en cuentos de hada, siempre creyendo en el amor... siempre creyendo más allá de todo y de todo. Siempre colocándose al final de la fila. Siempre saliendo lastimada...

Las horas de viaje me habían servido para pensar (Sí, pensar en frío también se me hacía fácil cuando tenía el corazón en mil pedazos). La decisión que estaba a punto de tomar, quizás podría cambiar el rumbo de mi vida, quizás podría desestabilizarme por un tiempo, pero era lo que necesitaba. Necesitaba olvidarla y no iba a ser nada fácil si ella sabía dónde encontrarme.

Ni bien llegué al edificio hablé con el portero y le comuniqué que iba a abandonar mi departamento por un tiempo y que le encargaba si sabía de alguien que quisiera alquilarlo. La idea era dejarlo con todas mis cosas allí dado que solo iba a ser por una temporada y no contaba con el tiempo suficiente para desocuparlo, ya que esa misma tarde me retiraba. Concordamos que le dejaría la llave y que él se haría cargo del tema.

Lo próximo fue retirar mi ropa y las cosas indispensables para mí. Cerca de las dos de la tarde salí de allí, cargando apenas dos valijas y una caja. Le entregué la llave al portero, tomé un taxi en la puerta del edificio y salí dispuesta a no volver por un tiempo.

Al llegar al Hotel me encontré como siempre, con un Leo bastante sonriente.

L: ¡Flor, que lindo verte otra vez!

F: Lo mismo digo, Leito!

L: Si buscas a tus hermanas, salieron a almorzar y todavía no volvieron

F: No, no las busco a ellas. Mejor que no estén. Me ayudarías con esto por favor? Señalando las valijas

L: No me digas que me hiciste caso y te venis con nosotros?

F: Te dije que no pidieras cosas de las cuales te podías arrepentir!! Su cara era un poema con esos hermosos ojos celestes abiertos a más no poder

L: Al Fin!! Exclamó bastante efusivo, una Estrella copada entre tanto estrellado que hay acá dentro dijo señalándose

F: Sos exagerado eh? Dale, llevame las cosas a la Tita. Pero Leito, le dije mientras salía tambaleando con mis cosas en sus manos, esto queda entre vos y yo ok? Por lo menos hasta que hable con mis hermanas, puede ser?

L: Obvio Flor, no faltaba más!! Soy una tumba!! Y se perdió tras las puertas del ascensor.

Decidí sentarme a descansar un rato. La falta de ejercicio y aquellas valijas no habían sido una buena combinación para mí. Me fui a la barra y me pedí un jugo de naranja. Necesitaba algo más fuerte pero no era un buen horario así que opté por el jugo. Ya tendría tiempo para ahogar mis penas en alcohol.

Gusto De Vos |COMPLETA|Where stories live. Discover now