9 Meses Para Enamorarte [Pablo Alborán] [TERMINADA]

(Lado B) Reacciones Inesperadas

Me ha costado un mundo convencerla de que después de todos los compromisos laborales nos tomáramos la tarde libre para conocer un poco la ciudad. La temperatura esta algo baja y para que ninguno de los dos nos enfermáramos, hemos decidido ir al museo Soumaya.

-La arquitectura es impresionante.- Dice sorprendida al ver el edificio.

Le tomo una foto a unos cuantos metros de distancia y asiento –Es increíble. Ven, entremos.- Digo e intento tomar su mano pero ella niega.

-Nos pueden ver.- Me explica y otra vez tengo ganas de que no me importe nada y que el mundo se entere de lo nuestro con tal de no tener que escondernos más.

Caminamos al lado del otro pero ni nos rozamos –Estoy harto de esta situación Alexia.- Digo con enfado sin dejar de caminar.

-Pero no te enfades conmigo.- Me dice intentando mantener el ritmo de mis pasos.

-Necesito amarte con libertad. Necesito no tener que besarte a escondidas.- Digo sin mirarla.

-Pablo, así tú y yo pudiésemos decir todo a la gente cercana a tu mundo, tendríamos que seguir escondiendo esto a tu público. Eres un cantante famoso; no puedes ir por la vida como si no lo fueses.- Me intenta explicar, pero no quiero escucharla. Estoy muy cansado de todo esto.

-Como quieras.- Digo y entramos al museo.

Camino por las salas del museo ignorando su mirada y tan solo observo la colección de arte que hay aquí. Intento distraerme y no pensar más en la situación que estoy viviendo con ella. Las obras de los escultores que hay en este lugar son impresionantes. Afortunadamente no hay mucha gente ya que es un día martes y a esta hora la mayoría de la gente aun está trabajando. La poca gente que hay no me ha reconocido aun y agradezco al cielo por ella ya que no estoy de humor. Sé que ella camina a mi lado, pero no quiero seguir discutiendo así que opto por ignorarla hasta que de repente me doy cuenta de que ya no está.

Miro a mi alrededor buscándola, pero no está... ¿Dónde se ha metido? Camino las salas a toda prisa con la esperanza de encontrarla en una de ellas, pero tampoco esta. Me estoy preocupando de verdad... Ninguno de los dos conocemos la ciudad muy bien y el chofer no vendrá por nosotros hasta como dentro de una hora y ni hablemos del hombre de seguridad al cual le he pedido que no viniera.

Tomo mi móvil y la llamo, pero no me contesta. Intento una, dos, cinco veces más y simplemente no responde. Alexia... ¿Dónde rayos te has metido? Pregunto por dentro. No puede hacer esto...

Salgo del museo y sin moverme de la entrada vuelvo a llamarla.

-No quiero hablar contigo ahora.- Dice cuando finalmente me responde.

-Alexia, no seas una niña.- Digo más alto de lo que debo, pero ella termina la llamada.

Si, vale... soy un imbécil, pero no se puede enfadar así e irse. Mucho menos en una ciudad que no conoce, ¿acaso pretende que muera de preocupación por ella?

Le escribo un mensaje rápidamente y solo espero que tome conciencia de lo que está haciendo

**Si no te quieres cuidar tú, piensa en Génesis. No te puedes ir así en una ciudad que no conoces.**

**Quédate con tu enfado que yo me quedo con el mío. Se cuidarme muy bien. Nos vemos a la noche.**

Vaya carácter que tiene... Pienso y resoplo bastante frustrado por su actitud.

[...]

Son casi las ocho de la noche y aun no hay rastros de ella. He golpeado la puerta de su habitación a cada hora y nada... Me estoy comenzando a preocupar mucho más de lo que ya lo estaba. No puede ser tan inconsciente.

Está bien, he sido un imbécil por enfadarme con ella, pero tampoco es para que se fuera así, ¿o sí?

Estoy por regresar a su habitación y golpear la puerta, cuando golpean la puerta de mi habitación y sin dudarlo voy a abrir enseguida. ¡Es ella!

-¡Amor!- Digo aliviado y la abrazo. -¿Te encuentras bien?- Pregunto totalmente preocupado y doy dos pasos hacia atrás para observarla completa y asegurarme que no le ha sucedido nada.

-Solo he ido a caminar y a pensar.- Me dice mirándome como si estuviese loco.

-Lo siento, sé que soy un imbécil... pero, es que no poder amarte con libertad me pone mal.- Le explico mientras llevo mis manos a su rostro y la acaricio suavemente.

Ella cierra la puerta de la habitación –Solo intento cuidarte. Es lo único que hago desde el primer día.- Me dice con un hilo de voz.

-Lo sé. Sé que intentas cuidar mi imagen, mi carrera, y todo eso... pero, yo quiero cuidarte a ti y a nuestra hija. No puedo más con esta situación. Entiéndeme.- Le pido en lo que es casi una súplica.

-Acabando la promoción esta, renunciare.- Dice sin apartar su mirada de la mía.

-¡¿Qué?!- Pregunto sin poder entender lo que me dice –No tienes que hacerlo... ya había un plan.-

-Lo sé amor... pero, para que luego puedas hacer eso; primero debo renunciar.- Se explica.

-Entonces, ¿quiere decir que cuando esta promoción termine trabajaras conmigo como parte de mi equipo y no de la disquera?- Pregunto entusiasmado y ella asiente.

-A mi también me duele no poder estar contigo como queremos estar. Además, ya mi embarazo será más complicado de sobrellevar en "secreto".- Dice con una tímida sonrisa.

-Como parte de mi equipo ya no habrá reglas absurdas.- Digo con entusiasmo y amarro mis brazos a su cuerpo.

-Sabes que será un escándalo, ¿no?-

-No me importa salir en las noticias de la tarde si es por ti.- Digo con toda la seguridad del mundo y llevo una de mis manos a su rostro para acariciar sus labios con mi dedo pulgar.

-Quiero que si eso sucede, sea por un bueno motivo.- Me dice con una media y picara sonrisa.

-¿De que hablas?-

-Que no necesito cuatro meses más para pensarlo...-

No lo puedo creer...

-¿Estás hablando de...?- Intento preguntas pero ella cubre mi boca con su mano para que me calle.

-Estoy hablando de que si amor; quiero casarme contigo, pero te aclaro que será después del tour.- Me advierte con una enorme sonrisa en su rostro.

-¡TE AMO!- Grito como un loco y la levanto del piso mientras la beso eufóricamente.

No lo puedo creer... yo que pensaba que este día acabaría de la peor manera...