9 Meses Para Enamorarte [Pablo Alborán] [TERMINADA]

(Lado B) Cuentas a Pagar

-!Que pasada de show!- Exclamo feliz mientras bajo del escenario.

Me encanta que sea con su sonrisa con lo primero que me encuentro cuando bajo del escenario.

-¡Ha estado increíble! ¡Felicidades!- Me dice y nos fundimos en un fingido abrazo de publicista y cantante.

-Estoy pensando en lo que me debes.- Le susurro al oído y ella ríe.

-Te lo pagare y con intereses.- Me dice de la misma manera y vaya que sabe como tenerme comiendo de su mano.

-Espero ese momento con ansias.- Es lo único que le digo antes de separarnos.

[...]

De esos momentos que una cena con gente de la disquera se vuelve eterna. Todos hablando del disco y yo pensando en estar a solas con mi novia; quizás este obsesionado con ella, pero es demasiado guapa y los vestidos que se pone no ayudan a que pueda concentrarme. Miro el reloj y dejándoles saber que tengo un vuelo rumbo a Madrid mañana, me excuso para que ambos salgamos de aquí.

[...]

-Eres un desesperado.- Bromea cuando ya por fin estamos entrando al hotel.

No digo nada... no puedo aquí...

Subimos al elevador y ahora que estamos solos le puedo decir lo que pasa por mi mente. –Es tu culpa amor. Entre lo que has hecho en el camerino y ese vestido que llevas puesto...- Comento dejando la frase en el aire.

Es claro que lo está haciendo a propósito. Se apoya contra la pared del elevador de una manera más que provocativa, y juega con su cabello. -¿Te gusta mucho este vestido?- Me pregunta levantándolo un poco con su mano.

Está jugando con fuego...

Camino hacia ella lentamente y coloco mis manos sobre la pared a cada lado de ella y prácticamente la acorralo entre la pared y mi cuerpo. –Me gusta mucho.- Digo de manera sensual a su oído y ella se sonríe.

No sé como lo hace, pero siempre tiene el poder de llevarme al límite.

Se acerca a mi oído –Creo que te gustara mas lo que llevo debajo de el.- Me dice en un susurro que provoca un incendio en este elevador.

Quito una de mis manos de la pared y la llevo hacia su pierna. Lentamente voy subiendo hasta llegar al límite de la tela.

-En la habitación.- Me dice y muerde su labio.

Juro que me matara...

-Con intereses.- Le digo y ambos sonreímos.

Finalmente, las puertas del elevador se abren dejando entrar un poco de aire. Salimos del elevador y no hacen falta las palabras para saber que esta noche la pasaremos en su habitación. La tomo de la cintura mientras va abriendo la puerta con la tarjeta magnética y cuando finalmente entramos a la habitación, mis labios comienzas a apoderarse de su cuello. –Eres la mujer más cruelmente sensual que he conocido en mi vida...- Le admito y es claro que esto le encanta ya que se ríe.

No me importa que mi necesidad por ella le divierta. Todo lo contrario, me hace sentir como un adolecente.

-Y tú... es que nunca me sentí así antes y no sé si es por lo mucho que te amo o por las malditas hormonas que me traen como una loca.- Dice con su respiración agitada a causa de la manera que beso su cuello.

Sonrió ampliamente ante sus palabras y comienzo a bajar la cremallera de su vestido –Prefiero pensar que es por lo mucho que me amas.- Digo y cuando la cremallera ya está abajo, la toma por los hombros y hago que se dé la vuelta para verla de frente.

Llevo mis manos hacia los tirantes de su vestido y comienzo a bajarlos lentamente. Dejo que su vestido caiga al suelo y llevaba razón. La lencería de encaje color negra me gustaría más que el vestido.

-Entonces, ¿te gusta?- Me pregunta de manera sensual y cuidadosamente quita sus pies de la tela del vestido.

-¿Quieres que te muestre cuanto me gusta?- Le pregunto y quito mi camiseta.

-¿Te vas a desvestir tu solito?- Me pregunta y asiento.

-Disfruta del espectáculo cariño.- Bromeo y ella se sienta en el borde de la cama.

-No lo dudes...- Responde mordiendo su labio y asi con ella mirándome de esa manera tan provocativa, me despojo de mi ropa.

-Vaya que eres guapo eh...-

-No mas que tu.- Replico y camino hacia ella. –Me pagarías con intereses, ¿no?- Le pregunto al oído cuando ella intenta besarme.

-Aha...- Dice de manera incoherente y sonrió.

-Déjame ver cómo te quitas la poca ropa que te queda puesta.- Le pido y ella ríe.

-Vaya que eres vengativo.- Dice entre risas y se pone de pie.

-Mucho cariño... mucho...- Le dejo saber mientras me siento sobre la cama y me quedo mirando cómo se deshace de su sujetador, sus diminuta braga, y sus zapatos de tacón.

Es un paisaje divino... Me provoca de mil maneras y sobre todo me hace amarla a cada minuto más.

-¿Algo más señor Moreno?- Me dice sin acercarse a mí y rio.

-No me des ideas contigo así enfrente de mi...- Comento mientras ella camina hacia mí.

-Soy tuya.- Susurra y lo único que soy capaz de hacer, es hacer que se siente sobre mi tal como lo hizo en el camerino.

-Y yo tuyo cariño mío... eres preciosa...- Digo besando su cuello.

-Y tu, eres el amor de mi vida.- Me confiesa haciéndome sentir el hombre mas afortunado de este mundo.

Así de esta manera tan sensual, vamos retomando lo que dejamos en el camerino. Vaya que se nos da bien el amarnos de esta manera. Somos una llama que no hay manera de apagarla, y que solo se alimenta del amor que sentimos el uno por el otro.