Conversaciones y Acuerdos

2.7K 191 21
                                    

Tania se ha ido quien sabe con quién y a donde. Estoy sola en casa mirando televisión, o al menos pretendiendo ver televisión mientras que mi mente viaja por lo sucedido esta tarde. Aun no puedo creer que él se haya enterado. No debió suceder así. Pienso en su reacción, en sus palabras; y definitivamente no era eso lo que esperaba.

El ruido del timbre interrumpe mis pensamientos haciendo que mi corazón se acelere de una manera algo preocupante. Me levanto del sofá, dejo el bol con helado sobre la pequeña mesita,  acomodo mi camiseta, mi pantalón corto, y camino hacia la puerta. Al abrir me quedo sin saber que decir. Ahí está el con un jean oscuro y camiseta blanca; es claro que se ha ido a cambiar después de la fiesta. –Hola.- Me dice mirando mi pequeña panza y haciendo que tenga los nervios a flor de piel.

-Hola.- Le digo y abro mas la puerta dándole a entender que entre. El entra al piso y cierro la puerta detrás de el. –Siéntate si quieres.- Digo y me siento en el sofá. Agarro el bol del helado que deje por la mitad y él me mira con una media sonrisa.

-¿De chocolate?- Pregunta mientras se sienta en el sofá de enfrente.

-Sí, ¿Cómo sabes?- Pregunto algo sorprendida. -¿Quieres?-

-No, gracias. Y lo sé porque hace ya unas dos semanas que en todas las reuniones que teníamos en restaurantes pedias helado de chocolate. Ahora entiendo.- Dice y ríe.

-Eres demasiado observador.- Comento tímidamente.

-Creí que era tu postre favorito, no que era un antojo.- Comenta en lo que es un susurro. -¿Cómo te has estado sintiendo?- Me pregunta y yo creo que hay un problema, porque no entiendo nada.

-¿No me vas a reclamar? No se Pablo... tu reacción no es normal.- Digo alarmada.

El sonríe ante mi reacción. –Alexia, es un hijo. No una maldición.- Me dice como si esa fuera la verdad absoluta.

-No, claro que no es una maldición... pero, es un hijo con una mujer que no amas. Este hijo no es de Natalia.- Le comento como queriendo que reaccione.

-Ella no quiere tener hijos.- Dice y me quedo helada.

-¡¿Qué?!-

-Como lo escuchas. Por eso te dije lo que te dije acerca de los hijos aquella vez. Ahora entiendo cómo te debiste de sentir cuando lo escuchaste... No era por mí, era por ella.- Me explica y no sé bien cómo reaccionar.

-¿Tu si quieres?- Pregunto pero es muy débil el volumen de mi voz.

El me mira fijamente y me lanza una tímida sonrisa. –Siempre tuve un gran instinto paternal.- Me confiesa.

-No me lo tomes a mal, no es que pretenda nada contigo y eso, pero ¿entonces porque estas con una mujer que no te quiere dar hijos?- Pregunto muy confundida.

-Lo de Natalia y yo pasa por otras cosas... creo que es costumbre, no se... cuando nos separamos aquella vez, que bueno... paso lo que paso entre tú y yo, fue por ese tema. Volvimos, le pedí casamiento, y luego ella acepto pensar lo de los hijos pero dentro de algunos años.- Me explica y solo puedo quedarme callada.

-Pablo, este hijo no va a llenar ese espacio en tu relación con ella.- Le advierto.

-Lo sé, este hijo es tuyo y mío.- Me dice serio y siento como las pulsaciones en mi cuerpo han aumentado.

-Yo no te estoy pidiendo que te hagas cargo, mucho menos que estés conmigo... es más, no quiero que nadie lo sepa; tu carrera no lo soportaría en estos momentos.- Le dejo saber bajo esa mirada café que me analiza de pies a cabeza.

-Alexia, las vamos a aclarar las cosas desde el principio. No es que me estés pidiendo que me haga cargo; yo ME quiero hacer cargo.- Dice enfatizando la palabra "me". –Yo sé que no me estas pidiendo que este contigo; al menos no en una relación, pero yo quiero estar a tu lado durante este proceso. Le di vueltas al asunto toda la tarde y ahora comprendo porque durante todo el viaje de la promoción no pude dejar de cuidarte; era por esto... no sé porque pero sentí que debía cuidarte, y sigo sintiéndolo. En cuanto a lo de que se entere alguien, bueno... no pretendo que se entere el mundo, y no por mí, pero por ti. Nosotros sabemos lo que ocurrió, pero la prensa te destrozaría y no quiero ero. Sera nuestro secreto por ahora, pero en algún momento se sabrá. Eso sí, mi familia lo sabrá; yo no tengo secretos con ellos. En cuanto a Natalia, no se... deberé prepararla para la noticia; no se...- Me dice y honestamente no es que me este dando muchas opciones.

-¿No sería mas fácil olvidarte de todo?- Pregunto.

-¿Tu puedes olvidarte que estas embarazada?- Me pregunta y yo niego. –Bueno, yo tampoco. Y da la casualidad que no es el hijo de un vecino el que llevas dentro, es el mío. Siempre dije que cuando tuviera un hijo lo amaría sin importarme absolutamente nada; eso es lo que estoy haciendo.- Me responde y creo que tengo ganas de llorar de las palabras tan bonitas que ha dicho.

-Vale, haremos las cosas como las has dicho recién.- Digo dándome por vencida.

-Gracias.-

-No me has dejado muchas opciones.- Digo y rio. –Lo único, es que no esperes que renuncie.- Le advierto.

-No espero que lo hagas.- Dice con una media sonrisa. -¿Ya has tenido los primeros chequeos después de Buenos Aires?- Me pregunta y no esperaba que se preocupara así.

-El lunes tengo la segunda eco.- Le informo tímidamente.

-¿Puedo ir contigo?- Me pregunta haciendo que me quede con la boca abierta.

-No creo que sea conveniente. Se darían cuenta...-

-No si dices que tu jefe ha ido contigo porque quiere conocer a su "sobrino"- Dice entre risas. –Por ahora diremos que nos hemos hecho muy buenos amigos y que me he encariñado con tu hijo. De esta manera tu estarás tranquila, la prensa no nos acosara, y después veremos que hacemos.- Propone y creo que el plan no es tan malo.

-Está bien, si se hace de esa forma si.- Le digo y el sonríe ampliamente mientras se pone de pie.

-¿Puedo?- Pregunta mientras se arrodilla frente a mí con la clara intención de colocar sus manos sobre mi abdomen.

-Es muy pequeño, no se siente nada.- Digo confundida.

-Solo quiero tocarlo.- Me dice y noto la emoción en su voz haciendo que solo pueda asentir con mi cabeza. Siento sus manos sobre mí, y no se... es tan... extraño, tan inesperado... -No lo puedo creer aun.- Dice emocionado. –Voy a ser papá...- Continúa y me mira. –Alexia, se que no concebimos a este bebe de la manera más romántica ni más apropiada del mundo, pero no se... es raro lo que me sucede, porque sé que serás una madre increíble.- Me dice y ahora si que las lagrimas de mis ojos ya no pueden más que escaparse y hacer su recorrido hasta mis labios.

-Vaya, tu si que sabes cómo emocionarme.- Comento y ambos reímos de este momento.

-He hecho llorar a la fuerte y bastante tenaz mujer que me miro en aquel bar y cambio mi vida.- Comenta sonriente.

-La vida de ambos ha cambiado.- Corrijo.

-Así es... bueno, supongo que te veo el lunes en la oficina y luego vamos al doctor...- Comenta poniéndose de pie.

-Si.- Digo y me pongo de pie para ir hasta la puerta con él.

-Nos vemos, y cualquier cosa me llamas sin importar la hora, ¿vale?-

-Sí, no te preocupes.- Digo como si fuese un niño pequeño y el ríe para luego despedirse de mí con dos besos.

9 Meses Para Enamorarte [Pablo Alborán] [TERMINADA]Where stories live. Discover now