Los gemelos Channy

255. Una bomba sexy

Gregor

Le dije a Heinz que si todo salía bien, le iba a pedir un favor para mejorar el día de Lía. Así que como sé que su padre es un decorador de exteriores, me consiguió el lugar perfecto.

—Y llegamos —digo descubriendo sus ojos.

Sonríe.

—¡Pero que bonita cancha de beisbol! —exclama alegre y luego me mira raro —¿No es tarde ya para estar por aquí?

—No, es perfecto, no hay nadie, sólo tú, yo, tu vista favorita y las velas —señalo la mesa que está al lado de un rosedal.

—¿Me estás invitando a cenar a luz de la luna o algo así?

—La luna, velas, las estrellas y... —camino hasta la mesa y levanto una bolsa —yo también quiero vistas buenas.

—No molestes, Gregor —bufa —otro que me quiere vestir, no.

—Ah, ¿Pero no confías en el buen gusto de tu novio?

Frunce el ceño.

—No —exclama arisca —. Soy demasiado complicada, te gastaste para nada, seguro.

—Si no lo pruebas nunca lo sabrás, además no creo que quieras seguir usando ese vestido —hago una mueca y ella enseguida reacciona.

—¡Apúrate! —me agarra de la ropa y me zamarrea —¡¿Dónde me lo cambio?

Me río.

—Allí —señalo los baños y se me suelta para irse corriendo.

Pasá un rato así que me siento en una de las sillas. Juego con los cubiertos mientras se tarda y me aburro ¿Necesitará ayuda?

Me río.

—No lo malpienses —me digo a mí mismo.

—Gregor, ya volví ¡El maldito cierre no quería subir! —se queja y levanto la vista.

¡Uf! Una bomba sexy cayó del cielo y no lo pude preveer. No estoy aquí para deshacerme de esa pollera de jean, no tengo que sacarle ese top y mira esas sensuales botas que acompañan sus bellas piernas. Atine en todo, ya puedo babear.

—Te queda fabuloso —opino y se sonroja.

—Bueno, no es incómodo —expresa tímida —y lo pensaste bien —sonríe mostrando el short de abajo —tranquilamente puedo correr, esto es estilizado —se ríe.

—Lo pensé todo, por ti.

—Que detallista —camina y se sienta a mi lado, luego me mira desafiante —¿Y la comida?

Le guiño el ojo.

—Lo principal siempre se hace de rogar.