202. "No soy celoso"

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Adelaine

Ato una coleta alta en mis cabellos rubios, me acomodo el uniforme deportivo y salgo de los vestuarios para ir a la zona de atletismo del club.

Cuando es mi turno de correr, oigo mi nombre y comienzo. Cuando paro, respiro agitada y escucho el tiempo en que tarde en llegar a la meta. No es malo, pero pude hacerlo mejor.

Los chicos gritan detrás del enrejado y me inclino mirarlos. A la sonrisa más falsa que tengo y los saludo con la mano a la distancia.

—Idiotas —giro a a agarrar mi botella de agua y luego me dirijo a la puerta de salida de una de las rejas, más alejadas de esos chicos.

Que irritantes.

Me detengo cuando visualizo al pelirrojo, que se me acerca.

—¡Adelaine! —me llama cuando me doy vuelta cuando lo intento evitar.

—¿Qué quieres? —digo cuando agarra mi muñeca pero me suelto. Lo que provoca que lo mire.

<<Que bien le queda el uniforme deportivo>> pienso aunque luego agito la cabeza para quitarme lo que mi cerebro quiere decir.

Él se ríe.

—Se ve que algo te molesta.

Frunzo el ceño, sonrojada.

—Sí, tú.

—Que mentirosa —sonríe ampliamente —sé que te encanta verme ¡Mira esos nervios! —ríe otra vez y me sobresalto.

—¿Qué? Eso no es verdad...

—¿Ah sí? —levanta una ceja —¿entonces por qué huyes? Y no sólo hablo de ahora —agrega —tambien de lo que pasó en casa.

—¡No pasó nada en tu casa!

—Porque huiste —levanta un dedo y lo mueve en cada sílaba —men-ti-ro-si-ta —ríe de nuevo.

Sonrío.

—Deja de molestarme, cariño o vas a terminar mal.

Me señala.

—Mira ahí está tu sonrisa falsa otra vez, como cuando le sonreíste a esos chicos, que mentirosa.

Frunzo el ceño.

—¿Cómo sabes eso?

—Mis ex parejas eran unos mentirosos, él era un infiel que no quería admitir su culpa y ella era una controladora que no sabía ocultar su obsesión.

—¡No quiero saber tu vida sentimental! —le aclaro.

—Tú preguntaste cómo sabía que mentiste, y la respuesta es experiencia. Suelo interesarme en personas así, porque siento que debo corregirlas —levanta el puño —¡Soy una especie de salvador de mentirosos, yo los llevaré por el buen camino de la sinceridad!

Reprimo una sonrisa que quiere formarse en mi rostro y vuelvo a fruncir el ceño, para luego rodar los ojos.

—¿Y si no quieren ser salvados?

—Pues no intervengo —expresa seriamente.

—¿Estás insinuando que quiero que me salves? —me señalo irritada.

Vuelve a sonreír.

—No, estoy insinuando que estoy muy interesado en ti.

Hace calor. Presiono mis dientes y lo señalo.

—Yo te lo advertí —le aviso y camino en dirección hacia los otros chicos.

Elijo a uno, lo abrazo por el cuello, me acerco sonriente y lo beso de manera apasionada, a la cual me corresponde enseguida. Cuando me separo del muchacho, Emma camina hasta nosotros y se acerca a mi rostro.

—No te creí nada y por las dudas te lo aclaro —sonríe —no soy celoso —veo como se retira y me quedo mirándolo estupefacta.

Mi plan no ha funcionado, es inmune, ¡¿Cómo puede ser que no le haya roto el corazón?!

Quizás no lo pensé bien. Bueno, inconscientemente no quería lastimarlo y parece que así ocurrió.

Lo sigo para intentar hacer una nueva jugada para que desista, pero me detengo en el camino cuando visualizo a un detective entrando al club, uno que reconozco enseguida.

León Ruiz.

¿Qué hace aquí el oficial que trabaja para el psiquiátrico del cual se escapó Linzy?

Los gemelos ChannyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora