147. Las indirectas de Heinz

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Noah

Dan me echo, sin poder avisarle a nadie de que me he ido ¿Qué estará planeando? Avanzo despacio para evitar que Tyrone y Bruno me vean, ya que siguen discutiendo en el jardín, luego apresuro el paso cuando ya estoy lejos de la cuadra de mi casa.

¿Qué estoy haciendo? Ni pude hablar con Lía del asunto ¿Igual que iba a decirle? Además, ni me dió tiempo, lo único que he hecho al llegar a casa, es ponerme el uniforme masculino en el arbusto. Esto tiene hojas, ni presentable está. ¡¿A quién le importa eso?!

Obviamente entendí la indirecta de Heinz...

"Ven a mi casa esta noche y te diré a que me refiero"

—Mejor me regreso —me giro y me detengo —no, ya salí —vuelco a darme vuelta —y si... Mejor no voy —nuevamente me voy en dirección a casa —no, porque de todas formas, nadie me va a abrir —doy la vuelta otra vez para lo de Heinz —pero si...—me agarro de los pelos y me los revuelvo avergonzado —¡Ay, así no se puede!

Rato después, de dar tantas vueltas, miro al cielo que está oscuro y salgo corriendo asustado. Toco el timbre de su casa repetidas veces.

—¡Heinz, abre la puerta, creo que me sigue gente sospechosa! —digo paranoico.

Cuando veo una sombra y el chico de ojos azules abre, entro rápido para esconderme.

—Rápido, llama a la policía.

Heinz mira afuera, se ríe y cierra la puerta.

—Eso es muy adorable, no hay nadie.

—¿No? —asomo la cabeza detrás del sillón.

—No, nadie —niega y sonríe calmado. Luego exclama un poco con picardía repitiendo —nadie en absoluto.

Me sonrojo.

—Yo vi a Bruno en el jardín de mi casa, hablaba con Tyrone, tenía un tenedor.

—No te preocupes por Bruno —sonríe amigable —que yo sepa, hoy sé quedará en lo de Emma a ver películas con sus amigos —levanta un dedo —y lo confirmó el propio Emmanuel, así que no es una mentira.

—Oí que tus papás salían...

—Sí, sal de ahí ¿Has comido?

—Eh no —bajo la vista triste —me echaron de mi casa —hago puchero —no tuve tiempo de nada... ¡Mira tengo hojas por todos lados! —señalo mi ropa.

Se ríe.

—Lo veo. No te preocupes, te puedes bañar si quieres, el baño está a tu disposición —señala su pieza.

Cierto, hay una ducha también en su habitación. Creo que se me subieron los colores y eso que el agua no es sinónimo de calor. Preguntaría si fue una indirecta, pero mejor me abstengo.

¡Que vergüenza!

Veo como Heinz camina a la cocina y me avisa sonriente.

—Te traeré algo de comer.

Asiento y luego me quedo parado al lado del sillón. Sonrío feliz percatandome, que ya no está enojado conmigo. Pongo mis manos en mis cachetes ¿Qué hago? No quiero que se enfade de nuevo. Tampoco es como si fuera mi culpa.

¿Quién diría que tener pareja es tan complicado? Bueno, nunca pensé en tener una como para plantear tal situación.

—¿En qué piensas? —me habla y me sobresalto, así que se ríe —no te asustes todavía, aquí tienes —me entrega un sándwich —siento que no fuera un manjar, pero es que soy más pastelero que chef —se ríe.

—¿Eso quiere decir que hiciste un postre? —pregunto tímido.

—Sí, sí lo hice —hace una pausa para luego agregar —aunque hoy quiero comer otra cosa.

Me sonrojo.

¿Eso ha sido otra indirecta?

No puedo con esto, me voy a atragantar con el sándwich.

Los gemelos ChannyWhere stories live. Discover now