171. Delirando colores

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Tyrone

El alboroto que hay en mi habitación es tremendo. Botellas vacías, ropa tirada ¿y esto que es? Se me parte el cerebro ¿Qué hora es?

Miro el reloj y todavía es de madrugada. Dejo de estar recostado y me siento, oigo el sonido de una botella que estaba sobre el colchón, la cual rueda y se destruye en el suelo. Me provoca un dolor en el tímpano por la maldita jaqueca, así que me levanto.

—La put... —me quejo al pisar un vidrio descalzo.

Genial, ahora no sólo tendré dolor de cabeza, sino también en mi pie ¡Todo es estupendo! Nótese mi sarcasmo.

Agarro una escoba y lo empujo todo a un costado. Hasta que venga la mucama, va a tardar tres mil años. Tiro el objeto y me voy al baño. Enciendo la ducha y me quito el bóxer que es lo único que tenía puesto.

Al entrar bajo el agua, siento el picor en mi espalda y cuando me doy cuenta miro el suelo viendo que el color cristalino ha cambiado a rojo. Cierro la canilla de manera veloz, molestándome y salgo de la bañera rápido.

Voy de nuevo al cuarto y busco algo para dormir. Me pongo la ropa interior y el pantalón, cuando voy a colocarme la remera me detengo porque mi espalda arde.

Mierda, debí haber sido más sutil. Tierra llamando a Tyrone, tú no eres cuidadoso.

Estúpido cerebro ¡Cállate!

Encuentro una remera más floja y luego me siento en la cama. Debería tomar algún analgésico, este dolor de cabeza me está matando.

Yo aquí y un montón de gente divirtiéndose, ¿Ya habrá terminado esa estúpida fiesta?

"Copito ¿Por qué tantas películas?"

"Porque mientras todos se van de fiesta ¡No nosotros nos adelantaremos en los estrenos, yey!"

"¿Y por qué no adelantar otras cosas?"

"¡No seas pervertido y de vuélveme la película, Tyrone!"

Reacciono cuando oigo un ruido en la puerta y regreso de mis pensamientos... recuerdos.

Me levanto de la cama al volver a escuchar el sonido, llego al living y no veo a nadie.

¿Estoy delirando colores?

Oigo el chillido tan particular de mi hermana fuera de la casa y sin pensarlo dos veces salgo rápidamente a buscarla.

Visualizo a Nayeli acorralada por un chico y su rostro está completamente empapado en lágrimas. Mi mandíbula se tensa, el ojo me titila, definitivamente lo mataré.

Sonrío con malicia y hago crujir mis puños.

—Tú te acabas de ganar una paliza de las grandes —frunzo el ceño con notable odio —nadie se mete con mi hermana.

Los gemelos ChannyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora