200. Recordando el error (2/3)

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Lía

Un recuerdo surge, no comprendo muy bien, pero ocurre meses antes del accidente de las escaleras.

Estoy sentada tomando unas cervezas con este tal Tyrone, ya me he pasado de copas y él también. Obvio, ambos desvariamos, perdidos en una conversación incoherente o quizás más sincera de la que que pueda tener un sobrio.

—¿Sabes? Amo a mis padres, pero a veces me dan miedo —expresa él perdido en sus pensamientos y toma un sorbo de su botella, abandonando su vaso —que los modales... que la buena conducta, que te tienen que gustar las mujeres —se ríe cuando gira su vista hacia a mí —ah no a ti los hombres.

—¡Cállate estúpido! —le tiro una servilleta en la cara oyendo mi voz de ebria —¿Esa es mi voz? Así no se puede, así no... —niego con la cabeza pero luego hago una carcajada que se escucha hasta afuera de la finca —Ja, ja, ja...

—Todo, todo es mi culpa —sigue hablando sólo pero su rostro se entristece —Copito no estaría muerto si no fuera por mi culpa...

—¿Hay copos de nieve en está finca? No sabía —me río.

—Bruno, Bruno, el hermano de Eglesfield —me aclara.

—¿Heinz tiene un hermano?Noah no me dijo —hago puchero.

—¿Qué va a saber la Nenaza? La Nenaza no sabe nada —se queja.

—¡No te metas con Noah o te golpearé! —me levanto de la silla y agito mi mano pero me mareo así que caigo nuevamente en esta —¿De que estábamos hablando?

Patea la mesa.

—¡¡No me entendés, Adelaine me hubiera entendido!! —golpea con el puño una y otra vez a la pobre mesa.

—¿Quién es Adelaine?

Se ríe.

—Mi prometida... ¡Bah! Ex prometida, porque decidió huir con Jonah, pero él se murió pero ella no regresó, porque Linzy salió del psiquiátrico y la fue a buscar para que viajen por el mundo o algo así, no me acuerdo lo que me dijo por teléfono —se ríe —somos buenos amigos, tú no —me señala y se lo piensa —bueno, tú sí porque me das buenos consejos —vuelve a reír.

—¿Lo dices por lo que te dije antes? —lo miro tildada y agarro mi copa para tomar otro sorbo de cerveza —¡Puaj, esto es asqueroso! Ni sé porque lo tomo —. Ni idea cuantas veces he reído pero lo hago de nuevo.

—Sí, tienes razón, busco demasiado la aprobación de mis padres —bosteza.

—A ti la cerveza siempre te da sueño, gato, gato, gato —repito y muevo la cabeza contenta como casi bailando.

—Y por eso tú eres el perro...

—¡No ese es Gregor! —río —¡¡Perro faldero del gato!! ¡¿Dónde estás?! —muevo las manos y luego aplaudo —¡¡Me gustas mucho!!

—Que lindo, que lindo, que lindo —canta Tyrone mientras mueve su dedo en círculos y luego me señala —tienes mi bendición ja, ja, ja... ¡Me duele la panza! —carcajea y se agarra el estómago —¡Ja, ja, ja!

El recuerdo sigue y continuamos riendonos como retrasados.

Los gemelos ChannyWhere stories live. Discover now