158. Levantando fichas

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Emmanuel

Un poco más, sólo un poquito, ya estoy cerca. Tengo que ir despacio, con concentración y entonces cuando esté listo será...

—¡Ay no! —grito.

Se me caen todas las fichas del pupitre, el piso se ha llenado por completo de mi juego de mesa nuevo.

Alía se ríe.

—Cuidado.

—¿Para qué traes esas cosas a la escuela? —me pregunta Román curioso.

—¿Quieres jugar? —me río y comienzo a levantar las piezas —son mis amigos, ayúdenme.

—¿No es suficiente con que te acompañe a esta escuela? —el morocho se levanta de su asiento y se acerca agarrar las fichas también.

La rubia se levanta y hace lo mismo, frunce el ceño cuando mira hacia la puerta.

—Tú amiguito ha vuelto —exclama enfadada y miro en la dirección a dónde ella observa.

Dejo de estar agachado al ver a Bruno fuera del aula y les aviso a mis amigos que ahora regreso.

—Hey, ¿Qué pasa? —le digo al salir y ver que está llorando.

—Es que... es que... —se refriega los ojitos —no encontré a Heinz y...

Lo miro con preocupación, me le acerco, le toco el hombro y luego le sonrío.

—Si no encuentras a tu hermano, vamos a buscarlo, pero no llores por eso —río nervioso —ya te dije que no soy bueno para estas cosas.

—No... no es eso...

—¿Y qué es? —pregunto pero como sigue triste y sin responder levanto las manos —¡Se feliz como una perdiz! Esas vuelan alto —le guiño el ojo y de repente me abraza —¡Ay, me asfixias! —bromeo y término riéndome, entonces le toco la cabeza cuando se hace un silencio —¿Qué pasa?

—Tyrone volvió...

Levanto un dedo.

—Ah el que me cae bien.

Frunce el ceño soltandome.

—A ti te cae bien todo el mundo.

—Cierto —me río otra vez, pero él llora y se refriega los ojos nuevamente, así que me pongo serio mirándolo, vuelvo a poner mi mano sobre su cabeza —Bruno, aleja esas penas, no son buenas para la salud —le sonrío y se sonroja —y ahora que tengo tu atención... ¡Fiesta de de disfraces! —exclamo muy alegre y él me mira confundido.

—¿Qué? No entendí...

—Fue la primera idea que se me ocurrió para alejar las penas ¿No te gusta? Puedo pensar en otra pero —me golpeo dos veces en la cabeza —mi cerebro es muy lento —vuelvo a reír.

Una amplia sonrisa se forma en su rostro.

—Sí, sí quiero.

Y así es como comenzaron los preparativos para una fiesta de disfraces ¿Qué me voy a poner? Eso no lo pensé.

Los gemelos ChannyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora