129. ¡Hola, traigo un paquete!

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Noah

Seguimos esperando noticias sentados en el comedor, cuando de repente oímos las llaves de la entrada. Se escucha la puerta y alguien se acerca por el pasillo.

—¡Bruno! —grita el papá que es el primero que lo ve y corre a abrazarlo —que bueno que has vuelto, nos tenías a todos preocupados —camina con él hasta cerca de la mesa.

El morocho nos mira a todos con irritación y con su enojo sólo se acerca a Heinz, el que se levanta de su asiento, apenas lo visualiza. Bruno se abraza a su hermano y luego gira su vista hacia mí.

Si las miradas matarán, yo ya estaría muerto...

De igual modo, yo también me enfado ¿Por cuanto tiempo más planea quedarse aferrado a él y por qué rayos Heinz sólo me mira con cara de "no puedo hacer nada"? Llega al punto que tanto me afecta que digo algo a propósito.

—¿Y dónde está Tyrone?

Heinz frunce el ceño, sabe que lo hice adrede, pero igual no le gustó en lo más mínimo la pregunta. Antes de que exprese su molestia, alguien entra por el pasillo y todos nos sorprendemos.

—¡Hola, traigo un paquete! —un pelirrojo muy animado, con una mano saluda y con la otra sostiene el brazo de Tyrone para que no se le caiga, ya que parece que está semi inconciente.

—¿Y quién eres tú? —frunce el ceño Lía y lo señala.

El chico alto apoya al morocho en una silla y sigue sonriente.

—Soy Emmanuel, pero todos me dicen Emma, soy compañero de Bruno en el colegio y por cierto, —levanta un dedo —¿No tienen algo de beber? Llevar a una persona a cuestas, cansa —se pasa la mano por la frente —¡Uf! Volveré al gimnasio —se ríe.

El papá de Heinz le da un vaso de jugo y le sonríe.

—¿Has estado cuidando de Bruno? Muchas gracias, el mundo necesita más gente como tú.

—Que bueno que no hay más gente como yo, porque sino la industria de tenedores se acabaría —vuelve a reír.

—No sé qué quieres decir pero me agradas chico —le da dos palmaditas en la espalda y luego mira a los hermanos —bueno, iré a llamar a su madre, estará muy contenta de saberlo —vemos como se retira por uno de los pasillos.

Oigo un golpe en la mesa y parece que Tyrone se despertó.

—¡Me pegaste un escobazo! —se queja.

El pelirrojo levanta un dedo.

—Por una buena causa —mueve la mano haciendo un gesto sonriente —¡No fue personal! Me caes bien —lo señala con ambas manos.

—Eres más raro que yo y todos juntos —se ríe Dan.

—¡No me interesa! —Tyrone golpea la mesa otra vez y luego mira a Bruno —¡¿Y por qué rayos volviste cuando él te lo pidió?!

—Porque Emma es amable... —esconde su cabeza en el pecho de Heinz.

Y mi vena de celos va en aumento...

Me levanto de la silla con los ojos humedecidos.

—¡No lo toques! —le grito.

Bruno me mira y entrecierra los ojos mirándome con ira.

—Obligame...

Los gemelos ChannyWhere stories live. Discover now