Los gemelos Channy

210. Para Adde (1/2)

Emmanuel

Espero en la puerta, cuando la abren, visualizo a Linzy que rápidamente me pega un cachetazo y mi cabeza se voltea, que fuerte.

—Auch —me río nervioso, pero al instante me calmo y giro mi vista a mirarla, con la mano en mi mejilla que ahora arde, por el golpe.

—¡¿Qué haces?! —grita Adelaine llegando.

La hermana no deja de observarme.

—Disfruta tu felicidad, porque voy a destruirla —aclara y me quedo observandola seriamente.

—Eso fue descortés —le digo pero ella no cambia su postura. Así que frunzo el ceño —¿Cual es tu problema?

—Tú y tu estúpido intento de corregir a las personas. El mundo no es perfecto ¿sabes? —señala a su gemela —y Addy no te necesita ¿entendiste? ¡Ya vete! —me grita, está alterada.

—Puedo ver que tuvieron una discusión, pero no tiene nada que ver conmigo —hago una pausa y miro a Adelaine que no ha hablado casi nada desde que salió de la casa —¿o sí?

Levanta la vista y al fin me observa, lo que provoca que mi corazón se acelere.

—Olviden está conversación ¿A qué viniste? —dice no de muy buen humor.

Sonrío.

—Quería invitarte, hay una competencia de juegos de mesa y tengo una entrada gratis, obviamente es para ti —muevo las cejas pero baja la vista, así que hago puchero —. Oh, voy a ser rechazado.

—Obvio que sí —responde Linzy y agita la mano —ya vete, estamos muy ocupadas.

—Bueno —me giro levantando un dedo —. Será para otra ocasión —me detengo cuando siento "su" mano agarrando la mía y volteo a verla.

—Yo no dije que no —Adelaine expresa sonrojada.

—¡¿Cómo qué no?! —se queja Linzy —¡Ni siquiera te gustan esas cosas!

—Ah ya cállate, no dijiste que necesitaba "relax" como dijiste.

Me señala la otra.

—¡Sí, pero no con él!

—¿Y quedarme contigo para seguir escuchando lo mal que hablas de Jonah? Ni hablar —me agarra del brazo —ya vámonos.

—¡Addy, regresa aquí!

—¡No! —le grita mientras caminamos y veo su discusión.

—¡Te arrepentirás, lo juro! —amenaza aunque ya nos alejamos de ella.

Cuando la rubia reacciona me suelta el brazo y mueve un mechón de su cabello detrás de su oreja, como para disimular su acto. Yo simplemente le sonrío.

—¿Qué tal si cambiamos la palabra "relax" por divertirse? —levanto el dedo contento.

Regresa a observarme y en un tono bajo acepta.

—De acuerdo.