50. Lágrimas de un ángel

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Noah

Ya es la segunda vez que me encuentro en una conversación como esta, cada vez que Tyrone habla con Heinz nombra a su hermano. Parece que inconscientemente quiere que le diga algo sobre aquello. Es como si un demonio provocará a un ángel.

La tensión se siente en el ambiente...

Tyrone mira con odio a Heinz ante su golpe, pero luego sonríe.

—Bruno, obtuvo lo que se merecía... —vuelve a señalar a Lía —¡Y Noah por nenaza también lo tendrá! —grita.

Mi hermana va a hablar, pero Heinz vuelve a interrumpirla, su molestia va en aumento y pareciera como si se estuviera conteniendo.

—¿Dónde está tu maldita culpa? —presiona sus dientes —¿Acaso no tienes corazón...? Bruno, él... —se detiene —olvidalo... —nos mira un segundo y vuelve a observarlo —no estamos aquí hablando del pasado y además, lo haces a propósito porque tú no puedes ni contigo mismo y esperas que yo te lo diga en la cara, qué cobarde... —niega con la cabeza y se nota angustiado —Bruno merece descansar en paz y no escuchar tus estupideces...

—¡¡Callate!! —le grita Tyrone furioso —¡¡Tú eres el qué dice estupideces!! —lo agarra de la ropa irradiando furia —no saques conclusiones apresuradas...

—Tú sacaste el tema, si tanto te irrita... —lo empuja y se separa —¡Ya no lo hables más entonces! —le grita.

El demonio se queda mudo ante sus palabras y todo se queda en silencio, hasta que se escucha que empiezan a salir los demás alumnos de la escuela.

Lía aprovecha y se retira del campus. Tyrone cuando reacciona se va en dirección contraria y Heinz por su parte baja la vista, visualizando la galleta en el suelo. Parece que se le cayó, con toda la tensión del momento, ninguno se dió cuenta. Se acerca y la levanta.

—Haré una nueva... —se nota triste y perdido en sus pensamientos. Agarra mi mano y pone la galletita allí —no te la comas... —fuerza una sonrisa —ya... Me voy... recordé que tengo algo que hacer...

Guardo la galleta, veo como comienza a caminar y sin dudarlo lo sigo. Cuando cruza la reja y ya está en la vereda, logro alcanzarlo y agarrar su mano.

—¿Heinz?

Cuando gira su rostro para verme, visualizo las lágrimas que han caído de sus ojos, como supuse que sucedía.

—Perdón... —pasa la mano por su rostro, intentando secarselas —hablar de mi hermano, no es fácil... Menos cuando nombran como murió... Que incómodo... —dice y se refriega los ojos —perdón...

—No te disculpes, es natural que te sientas así... —señalo la reja —es Tyrone quién debería disculparse... —lo agarro con ambas manos —tú sólo defendiste lo que es correcto —sonrío —y he de admitir, que me encantaría tener toda esa fuerza que tienes para enfrentar esa situación compleja, eres admirable.

—Lía... —se sonroja —¿Por qué eres tan adorable...?

—Yo... no sé qué quieres decir con eso... —digo nervioso.

Se acerca a mi rostro.

—Que eres muy tierna...

—¿Es un sinónimo? —cuestiono entrando en ambiente.

—Algo así...

No sé que ocurre, pero me besa y yo le correspondo. Rodeo mis brazos en su cuello y me olvido de todo lo demás.

Los gemelos ChannyWhere stories live. Discover now