76. Miedo a la muerte

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Heinz

Tiempo atrás...

Entro a casa muy tranquilo, con mi típica sonrisa tan transparente, natural. Sin saber que la iba a perder muy pronto. Entro a mi cuarto y el horror se apodera de mí. Bruno se ha colgado de una soga en su cuello y se está ahorcando. Corro en su auxilio y corto lo que no le permite respirar. El cae desmayado en el suelo y comienzo a llamarlo aterrorizado.

—Bruno, Bruno, por favor Bruno... —intento que despierte y comienzo a llorar porque no reacciona —¡¡Papá, mamá!! —grito por ayuda, pero parece que no hay nadie en casa —Bruno, no mueras... —lo abrazo mientras mis lágrimas siguen cayendo. Noto que su mano se mueve, agarrando mi remera —¿Bruno?

—Heinz... —oigo su voz baja y sus llantos, lo miro a sus ojos marrones —¿Por qué lo hiciste...? Yo quería morir...

—No puedes morir... Eres mi hermano, yo te quiero...

—¿Me quieres? Nadie me quiere... —gira su vista para un costado —pero me salvaste...

—¡¡¿Cómo no voy a salvarte estúpido?!! —lo abrazo con fuerza —¡¡Eres muy importante para mí, no vuelvas a hacer algo como eso!!

—Nadie me quiere... Tyrone no me quiere... Todo es un asco... No soporto más esto, estoy cansado de las burlas de los demás, estoy cansado que su familia me trate con desprecio... Hicieron que todos me odiarán... Hasta mamá y papá me miran raro...

—Eso no es cierto, mamá y papá te quieren como yo...

Me agarra del rostro y me sobresalto.

—Tú eres el único Heinz, que me valora de verdad... —se acerca a mi boca y me paralizo —tú sí me quieres, tú me salvaste, puedo creerlo... —más lágrimas recorren su rostro —te necesito... —sus labios rozan los míos y por acto reflejo retrocedo, impactado por lo que acaba de hacer —si no me quieres, moriré...

—No digas eso... —me cubro la boca con mi mano —¡Estás confundiendo las cosas, Bruno! —me levanto del suelo abruptamente y él hace lo mismo pero más lento, por estar débil.

Baja la vista con tristeza.

—Entonces moriré...

Se me cruza por la cabeza la horrible sensación que acabo de pasar al verlo inconsciente y pensar que podría estar muerta si no llegaba a tiempo.

—No lo harías...

—Lo haré cuándo este seguro de que nadie me vea... —dice perdido en sus pensamientos, demostrando que habla en serio —me moriré y se acabo...

—Por favor Bruno, no digas esas cosas —exclamo preocupado.

Se me acerca y me abraza.

—Ayúdame...

Ese fue el inicio de las manipulaciones de Bruno, y ya nada volvió a ser lo que era. Todo fue en aumento, pareciera que no tuviera límite y fuera imposible de detener.

El miedo a la muerte de un ser querido puede ser muy retorcido. Nunca creí llegar tan lejos.

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