En dos días nos iríamos a Turín y justamente hoy es cuando mi hermana decide irse de compras navideñas antes de volver, ya le vale... Lo simpático es que la madre y el hermano de mi cuñado se iban con ella, lo triste es que Paulo se quedaba. De nuevo a aguantar a este pesado experto en crear momentos incómodos para mí. Estaba sentada en la mesa desayunando tranquilamente a las 12:30 de la mañana y Sarah seguí dando vueltas por ahí vigilando no olvidarse nada. Mientras tanto yo me comía tan felizmente mi tostada con mermelada de fresa. Alicia y Mariano estaban sentados enfrente de mí ya listo también. Yo me estaba riendo de Sarah, siempre pasaba esto antes de que saliera a comprar, se ponía como una moto.
-Vale, ya estoy. Podemos irnos si queréis. -dijo a Alicia y a Mariano.
-Dale, vamos. -dijo Mariano mientras se reía. Yo me fijé en los pies de mi hermana y estallé a reír.
-Sarah ¿pretendes ir a comprar con un zapato diferente en cada pie? -ella miró sus pies y rápidamente se subió al piso de arriba a cambiarse.
En ese momento entró por la puerta mi querido y amado cuñado (se nota cuánto cariño le tengo ¿verdad?). Entraba sudado y un poco cansado, llevaba una camiseta de Nike sin mangas y unos pantalones cortos, se acercó a la cocina y se quitó la camiseta sentándose en la silla que estaba al lado de mí. Le miré con una ceja levantada y con mueca de asco. Olía a sudor, mucho.
-¿Tienes algún problema con la ropa o algo? -le pregunté mientras me tomaba mi café.
-¿Por?
-Estoy desayunando y vienes, te sientas a mi lado sin camiseta y todo sudado. Un respeto por favor. -él rió.
-Se supone que a las chicas os gustan los chicos sudados. Y soy un chico y estoy sudado. Es lo que suele pasar cuando sales a correr.
-Sí... Pues has encontrado a la chica a la que no les gustan los chicos sudados y menos si está desayunando. -le sonreí para llevar el plato y la taza que usé al fregadero.
Por fín mi hermana bajó y se despidió de mí y de Paulo antes de salir por la puerta juntos a los dos miembros de la familia argentina. Cogí mi móvil y ví que tenía unas cuantas notificaciones de Instagram, varios correos de Intimissimi disculpándose, que por cierto no me habían aceptado y ahora buscaba otra cosa, unas cuantas llamadas perdidas de Gerard y varios mensaje de Sergi por Whatsapp... ¡¿Espera qué?! Empecé a toser cuando vi esos mensajes y porque casi me atraganto bebiendo. Paulo me miró con una ceja levantada.
-¿Estás bien o te entró una mosca en el café? -me dijo riendo.
-Cállate.
-Apa, no hace falta que seás borde. ¿Qué pasa? -ahora el móvil comenzó a sonar y vi en la pantalla la foto de Sergi. Ay no... -Te has puesto pálida de golpe ¿Helena estás bien?
-Mi ex.
-¿Qué? ¿Cómo que tu ex? ¿Qué tenía ese café? -dijo acercándose y mirando la taza pero yo le puse el móvil en la cara y se lo dí.
-¿Y qué hago yo con esto?
-¿Cómo que qué haces? Contesta que para algo te lo doy. Mejor ponlo en altavoz, pero habla tú.
-¿Qué? Yo no voy a hablar con... -descolgué y se oyó la voz de Sergi decir mi nombre -Hola, ¿quién sos? -dijo Paulo rápidamente.
-¿Quién eres tú? ¿Dónde está Helena?
-En Italia. -sonrió cuando lo dijo.
-¿¡Cómo que en Italia!? ¿¡Qué demonios hace en Italia!? -empezó a gritar.
-¿Qué va a hacer? Estar conmigo. -le miré con cara de "¿Enserio?" y él solo levantó los hombros.
-¿Y dónde está ahora? Porque quiero hablar con ella. Ya. Ahora. En este momento.
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Torino |Paulo Dybala|
FanfictionSi te llaman por un nuevo trabajo en Italia es obvio que vas, pero ¿y si el mayor de los problemas se encuentra en la casa en la que vives? ¿Y si ese problema es el novio de tu hermana?