Si te llaman por un nuevo trabajo en Italia es obvio que vas, pero ¿y si el mayor de los problemas se encuentra en la casa en la que vives? ¿Y si ese problema es el novio de tu hermana?
Habíamos vuelto de Florencia y recién nos habíamos enterado de que teníamos que asistir a un evento que organizaba el club para promocionar cosas para la siguiente temporada. Era un evento formal por lo que era necesario ir bien vestido, cosa que a mí no se me daba muy bien, era un poco desastre en cuanto a moda se trataba. Prefería ir con un buen jersey grande, unos vaqueros y una deportivas a ir de tacones y con faldas o vestidos. No tenía ningún tipo de complejo, es más, creo que tengo muy buen tipo pero a mí ir tan arreglada no me gustaba. Me parecía, a veces, un poco innecesario.
-Creo que es lo peor que me podrían haber dicho… Si yo no me se vestir “elegante”.
-Bueno, para algo tienes una hermana que sí sabe. -dijo mi hermana acercándose con una mirada que no me gustaba nada de nada.
-Mira, te tengo más miedo a ti que a esa presentación.
-No te preocupes, vamos a ser las más guapas de todas las chicas.
-No lo tengo yo muy claro…
-Estoy segura de que si Sergi viniera, estarías lo más impresionante que pudieras. ¿O me equivoco?
-Con Sergi no necesito cambiar nada. No necesito ser una persona distinta. -le dije sentándome en el sofá.
-Bueno, no viene mal tratarse bien alguna vez, no creo que porque te arregles para esto tenga que cambiar todo. Déjame ayudarte, no perderé esa esencia que te hace especial.
-Confío en ti, pero como parezca una muñeca de esas…
-Tranquila, lo tengo todo controlado.
Dejé que ella hiciera conmigo todo lo que quiso, me echó muchísimas cosas por la cara, según ella para resaltar mi mirada tan bonita, creo que nunca lo había dicho, pero tengo heterocromía. Uno de mis ojos tenía colores verdosos por el centro y no era azul como el otro. Mi hermana me decía que era una suerte que tuviera esos ojos, porque había gente que los tenía pero que no les sentaba bien. Al final me acabó una falda pegada de color beige, un poco brillante, y una blusa negra sin hombros. Me dio unos botines negros y dejó que yo escogiera los complementos. Me dejó el pelo suelto y con algunas ondas y según ella, estaba lista. Y tenía razón, no dejaba de parecer yo en ningún momento.
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-Te dije que ibas a estar muy guapa. -Solo me faltaba que me pusieras como un ogro. Te mataba.
Ella por el contrario iba más provocativa que yo. No voy a negar que le sentaba de maravilla, su cuerpo era perfecto, no tenía ningún defecto y todo lo que se pusiera le sentaba genial. El vestido que llevaba era granate y con un escote bastante pronunciado. Además tenía el mítico corte por una pierna que la dejaba a la vista de cualquiera. Se puso unos tacones negro y se dejó el pelo suelto al igual que yo. A mí el vestido me parecía un poco ligerillo pero no negaré que le queda de maravilla. Mi hermana era así, guapa hasta recién levantada.
