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Estábamos en casa relajándonos antes de ir al campo para el partido contra el Inter. Mi hermana y Paulo estaban recostados en el sofá y yo estaba en el sillón viendo una película por la tablet. De la nada sonó el timbre de la puerta pero nadie se levantó para abrirla.

-Bueno, no os preocupéis ya voy yo.

Me levanté y fui a abrir la puerta. Me encontré con Marko con una caja gigante en los brazos. Yo le miré con una ceja levantada y entró. Le acompañé hasta el salón y los chicos se levantaron y le saludaron. Él se sentó a mi lado y dejó la caja en la mesa. Esta empezó a moverse y miré a Marko.

-Madre, ¿Marko que has traído? -dijo Sarah.

-Legó a mi casa pero ponía que es para ti. Así que aquí lo tienes.

-¿Pero en tu casa y para mí? -dije yo. Miré a Paulo y solo sonreía viendo la caja.

-Bueno, ábrelo. Que ya estoy nerviosa.

Mis manos fueron a la caja y al quitar el lazo salió la cabeza de un perrito. Mis manos fueron directas a mi boca y el cachorro saltó de la caja pero se cayó al suelo. Marko lo recogió del suelo y me lo dio. Yo lo cogí en cuello y comenzó a lamerme la cara mientras movía la cola. Ay por favor que cosa más bonita. Marko le acariciaba también.

-¿No hay en la caja otro para mí? Yo quiero un perrito. -dijo mirando dentro, pero sacó una tarjeta.

-¿Qué es eso? -dijo Paulo.

-Dice “Lo siento”. -respondió mi
hermana.

-Pues ahora si que me dejas más desconcertada. -dejé en el suelo al perrito y fue corriendo hacia Paulo, que lo cogió en cuello.

Vale, imaginaos la escena, Paulo Dybala con un cachorro de Golden Retriever en brazos y este lamiéndole la cara. ¿Existe algo más adorable?

-Es precioso. -dijo Sarah cogiéndolo. ¡PERO NO LE QUITES EL PERRO A PAULO!

-Te juro que si el regalo fuera mío te lo diría. Pero estoy tan perdido como tú. -me dijo Marko.

-Ahora mismo me da igual de quién sea, este perro va a ser el niño mimado de la casa. -dije mientras mi hermana y yo le dábamos mimos.

-Pensé que ese era yo. -dijo Paulo riéndo.

-Sí bueno pero se te ha acabado el cuento. -dijo Sarah besándole la cabeza a mi perro.

-Para qué querés enemigos teniendo una novia y un perro. -dijo él caminando hacia la cocina y seguido por Marko.

-Ya sé que nunca regalarle a una novia. -dijo Marko…

Mi hermana y yo nos quedamos en el salón con el perro, que descubrimos que era chico. Y al final nos la pasamos discutiendo su nombre, hasta que llegaron los chicos y nos relajaron para hablar las cosas con calma.

-Parece que queréis empezar la Tercera Guerra Mundial. -dijo Paulo.

-¿Qué es lo que discutís?

-Helena le quiere poner un nombre horrible al perro. -dijo Sarah como una niña pequeña.

-¡Querías ponerle al perro Dumbo! No tiene unas orejotas como ese elefante. Pobrecito.

-Dijo la que le quiere llamar Caín.

-Es mi perro. -le dije cogiendo al perro.

-¿Por qué no le llamás Nemo? -los tres miramos mal a Paulo, que tosió y miró al suelo -No he dicho nada.

-Se va a llamar Caín.

-¡Pero no le pongas al perro más adorable del mundo el nombre del demonio! -me dijo Marko riendo.

Torino |Paulo Dybala|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora