Estaba en la cocina, con la camiseta de Paulo, una que le acababa de coger, y mi ropa interior, estaba haciendo el desayuno mientras el argentino se duchaba. Se me habían antojado tortitas con Nutella y pues tortitas estaba haciendo, sabía que Paulo no iba a decirme que no pero también sabía que no era bueno que comiera estas cosas. Pero bueno, por un día no va a pasar nada. Sentí a Paulo bajar por las escaleras.
-Creo que voy a necesitar otra ducha. -dijo desde la entrada y mirándome mientras se mordía el labio.
-Anda ven y pon los platos por favor.
Se acercó a mí y me abrazó por la espalda y sus manos se colaron por debajo de la camiseta y comenzó a acariciarme el vientre y no era buena idea estando con la cocina… Luego sentí su boca en mi cuello y se me escapó una sonrisa, no fue hasta que apoyé mi cuello en su hombro, cuando noté que no llevaba camiseta, ¿por qué no lo había visto antes? Él siguió a lo suyo y comenzó a ponerme más y más nerviosa.
-Paulo ya tuve bastante hace un poco. -dije refiriéndome a nuestro caluroso despertar.
-Yo no tengo la culpa, sos vos la que vas con mi remera y la ropa interior por la casa. -siguió besando mi cuello.
-De verdad, que no es bueno que hagas esto ahora.
-Dale, pero paro porque quiero desayunar -me giró y acercó su cara a la mía -. Pero igual me gustaba más desayunar otra cosa. Otra cosa como vos…
Solté una carcajada y le besé cortamente antes de sentarnos para poder desayunar. Lo mejor fue poder desayunar encima de él, porque se pasó todo el rato dándome las tortitas, manchandome la cara de chocolate, y haciéndolo a propósito para luego besarme donde había chocolate. La verdad es que fue una mañana entretenida, luego fue más aburrida cuando tuvimos que ir a Vinovo para que este entrenara. Daba vueltas por el sitio y acabé dirigiéndome hacia la cafetería para comprar un café. Para mi suerte me encontré con la pareja del año. De verdad, dentro de poco me los encuentro en casa…
-Helena -María se separó de Marko, que me miró de mala manera, y se fue hacia la barra -. ¿Qué puedo darte?
-Un café.
-Vale, dame un momento ¿para llevar no? -asentí -Vale, será un segundo.
Al poco Marko se puso a mi lado y yo estaba un poco incómoda. Paulo y yo no habíamos vuelto a hablar de lo que había pasado el otro día y casi que prefería no hacerlo, solo porque no me quería poner de más mal humor. Él me miró por el rabillo del ojo cuando María estuvo de espaldas a ellos, luego cuando se dio la vuelta y me dio el café, él dejó de mirarme. Me despedí y comencé a caminar por el pasillo para ir hacia las gradas. Lo peor fue que sentí al croata despedirse de la chica y venir detrás de mí. Intenté no prestarle atención pero me fue imposible porque antes de salir hacia el campo me cogió del brazo y me obligó a parar.
-Tenemos que hablar de lo del otro día.
-Marko no hay nada de lo que hablar, ya te lo he dicho, lo mejor será que nos apartemos el uno del otro un tiempo, no quiero estropear nuestra amistad. -hizo una mueca cuando mencioné la palabra “amistad”.
-No es eso, tenemos que hablar de lo que oíste el otro día, cuando hablaba con Dybala.
-Hazme caso, prefiero no saberlo.
-Pero yo quiero que lo sepas. Por favor… -me miraba con suplica.
-Me voy a arrepentir de escucharte… Venga, antes de que cambie de opinión.
-Pues, de lo que hablábamos el otro día era de ti porque… -ahora se rascó la nuca nervioso, porque siempre pasa lo mismo… -Porque, bueno, no sé qué demonios me pasa contigo. Siento celos cuando estás con Paulo y… Puede que me gustes…
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Torino |Paulo Dybala|
FanfictionSi te llaman por un nuevo trabajo en Italia es obvio que vas, pero ¿y si el mayor de los problemas se encuentra en la casa en la que vives? ¿Y si ese problema es el novio de tu hermana?