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Al día siguiente evité contarle a Paulo lo que había pasado con Sarah la noche anterior pero sí había alguien con quien debía hablar sobre ello. Terminamos de desayunar y yo cogí mis cosas para irme al coche a esperar a Paulo, me apetecía conducir o de lo contrario le soltaría todo al argentino por la incomodidad. Al final salió, teniendo que guardar al cachorro porque se quería venir con nosotros, como todas las mañanas. Al entrar en el coche encendí la radio y puse rumbo a Vinovo, Paulo estuvo mirando el móvil durante todo el camino por lo que no fue necesario intercambiar muchas palabras. Llegamos al centro y salimos, mientras Dybala se dirigía al vestuario yo fui a la cafetería para comprar un café o algo para beber. Allí me encontré con María.

-Ciao bella.

-Hola, ¿qué tal? -dije sentándome en la barra.

-Muy bien y tú ¿qué tal?

-Pues nada, aquí estamos, con algunos problemillas pero marchando. -me dio una botella de Coca-Cola.

-¿Paulo Dybala?

-No... ¿Cómo sabes? -le dije riendo.

-Una corazonada, ¿tan mal van las cosas? Pensé que estaba con el de Barcelona.

-Estaba, lo dejamos ayer, la verdad es que fue inesperado. Pero lo que me preocupa es que ayer Sarah me preguntó si me gustaba Paulo -ella se quedó quieta -. Lo que oyes, te juro que se me congeló la sangre, pensé que se iba todo a la mierda. Menos mal que acabó creyéndome y no preguntó más pero todavía no me fio.

-¿Y qué vas a hacer? ¿Se lo vas a decir a Paulo?

-No, no quiero meterle en problemas por ahora pero sí tengo que hablar con alguien de esto.

-¿Marko?

-No, él ya lo sabe, se lo conté ayer hablando por teléfono. Tengo que hablar con Rugani.

En ese momento entró el croata por la puerta de la cafetería, seguro venía a por alguna cosa, miré a María y vi que se quedaba sonriendo mientras le miraba. Aquí hay tema pero vamos... Y no la culpaba, Marko era un encanto de chico. El susodicho se acercó a mí y dejó un beso en mi mejilla. Bueno, creo que os hora de irse de aquí.

-Chicos, tengo que irme, ya sabéis hay que buscar al italiano.

Salí de ahí, después de darle un golpecito en la pierna a Pjaca y hacer un gesto con la cabeza hacia María, que estaba de espaldas pero el me miró confuso, se lo dejé más claro y me fuí. Por el camino fui saludando a gente que trabaja por ahí hasta que conseguí llegar al campo. Me quedé mirando a los chicos entrenar y fui pensando en cómo le explicaría las cosas a Daniele. Sé que tampoco es gran cosa pero teníamos que pensar cómo haríamos las cosas a partir de ahora. Pasaba el tiempo y yo estaba un poco aburrida, más que otras veces he de decir. Al final cuando terminaron el entrenamiento yo me acerqué un poco y cuando tuve la oportunidad le cogí del brazo y me lo llevé a un sitio en el que pudiéramos hablar a solas.

-Tenemos un problema.

-¿Qué ha pasado ahora? ¿Está todo bien?

-Bien no es la palabra más adecuada para usar, Sarah me preguntó si me pasaba algo con Dybala ayer.

-¿Qué? -soltó de golpe.

-Lo que oyes, menos mal que me creyó pero si no... No sé cómo habría ido la cosa.

-Pero si se lo creyó, ¿qué pasa entonces?

-Que conozco a mi hermana y se que no se va a quedar tranquila hasta que esté completamente segura de que digo la verdad.

-Entonces...

-Entonces tenemos que tener cuidado con lo que pasa ahora, porque si se entera se nos va a caer el pelo a los tres. Y te incluyo a ti también.

Torino |Paulo Dybala|Where stories live. Discover now