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Mañana sería el partido contra el Milan para la Copa Italia. Estaba tirada en el sofá encima del cuerpo de Paulo que ¿adivinad? Estaba sin camiseta de nuevo. Estábamos viendo una película de la tele, aunque yo le prestaba más atención a los gestos que hacía Dybala con la cara, resultaban bastante graciosas. A veces fruncía el ceño y otras veces soltaba una risa. Era super mono… Alguna vez me miraba por el rabillo del ojo y sonreía nuevamente, la última vez que me pilló yo escondí mi cara en su pecho.

-Se que te encanto pero si me mirás tanto me vas a desgastar.

-Si aplicamos esa regla a tu vida, deberías haber desaparecido hace mucho porque no soy la única que te mira tanto. -dije mirando a la tele ahora.

-Bueno, a la mayoría no los conozco a vos sí. Pero te dejo que me mirés.

-Vaya honor…

-¿Qué querés decir con eso? -me cogió de la cintura y me subió para acercar nuestras caras.

-No sé tú me dirás…

Me miró con una ceja levantada y con una sonrisa. Me acerqué a él y muy despacio le cogí el labio con los dientes y se lo mordí, sin apartar la mirada de sus ojos. Cuando se lo solté él me miraba serio, subió las manos para hacerme sentar encima de su cintura. Sus manos fueron a mi camiseta e intento meterlas por debajo, pero nada más levantarla mis manos fueron a sus muñecas y las dejé a ambos lados de su cabeza. Las intentó levantar pero hice más fuerza.

-Dale pará.

-No. -volvió a intentarlo.

-Tenés fuerza. -dijo riendo y levanté una ceja.

-¿Creías que este cuerpo se mantiene solo? Hago más ejercicio del que te crees cariño.

-¿Vos? ¿Más que yo?

-Te sorprenderías.

Me acerqué a su cuerpo y empecé a besar su cuello, le sentí nervioso y eso me hizo continuar, su subiendo hasta llegar a su mandíbula, le mordí suavemente la mejilla, cuando iba a besar sus labios sentimos el timbre sonar. Le miré pero él negó con la cabeza y se acercó a mí pero el timbre le interrumpió.

-Voy a mandar ese chisme a Argentina…

-Tranquilo.

Me levanté y fui directa a la puerta, cuando la abrí mi cara se descompuso totalmente. ¿Qué hacía Sarah aquí? La miré mientras me quedaba trabada en la puerta, no sabía como reaccionar ahora mismo. Ella me saludó con un abrazo en el que estaba un poco ausente. Ai dios… Me estaba liando con su ex novio hace un momento, espera, rebobinemos, Paulo está sin camiseta en el salón y no dudaría que con el rostro rojo y el cuello igual.

-¿Qué haces aquí? -dije alucinando.

-¿Puedo pasar? -la dejé entrar y ella se quedó conmigo en la entrada -Tengo que hablar con él, no podemos quedar así…

-¿Ahora?

-Lo necesito.

Le señalé el salón y ella comenzó a caminar hacia allí conmigo detrás. No estaba segura de lo que iba a pasar. La cara de Paulo cambió cuando la vio en la la entrada y caminar hacia él, yo me quedé apoyada en el marco de la puerta al salón. Él me miró con inquietud y yo levanté los hombros. Sarah me miró con gesto de súplica y yo decidí salir e irme a mi habitación. Me tumbé en la cama y me fui quedando dormida, poco a poco y pensando en lo que estaba pasando allí abajo.

Sentí un peso encima de mi cuerpo y me empecé a despertar. Estaba boca abajo y me estaban aplastando contra el colchón, reconocí perfectamente el olor de Paulo, su maldita colonia de Invictus me volvía loca… Empezó a dejar besos por mi cuello y yo escondía más la cabeza en la almohada. Llegó a mi oreja y la mordió lo que hizo que empezara a reírme.

Torino |Paulo Dybala|Where stories live. Discover now