Epílogo.

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Amelia

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Amelia

4 años después...

No es mi primera vez en Madrid, mucho menos fuera del país. Sin embargo, sigue sintiéndose como la primera vez. Recuerdo haber visto en redes sociales contenido acerca de las ferias de Madrid, pero nada le hace justicia a lo que estoy viendo con mis propios ojos. A lo que he vivido año tras años en este tipo de eventos.

Estar rodeada de tantos escritores y lectores, unidos por el amor a los libros me parece una maravilla que todos deben experimentar una vez en la vida. He pasado por múltiples stands, he conocido a muchos autores que he amado a lo largo de mi vida y algunos de ellos incluso me han dicho que aman mi libro con locura.

Nada puede ser más irreal, pero a la vez tan tangible, como este momento. Me ha tocado dar charlas sobre las plataformas de lecturas en las que publico mis libros, motivando a jóvenes a seguir con su pasión y también he hablado sobre la importancia de la salud mental y cómo superar las pérdidas. Me duele la mano de tanto firmar libros, carteles, camisas, fundas de teléfonos. Además, llevaba las manos atiborradas de fanarts y detalles que me regalaron los lectores acerca de mis 4 libros publicados hasta ahora. Tuve que pedirle a uno de los encargados de mi agenda que llevara todas esas cosas al hotel en el que me estoy hospedando.

—Ah, mi mano —me quejo, moviendo la muñeca en círculos y estirando los dedos varias veces.

—Qué bueno que yo tengo mi libro firmado ya —escucho una reconocida voz a mis espaldas y me giro, chillando de emoción.

—¡Alexa, tanto tiempo sin verte! Por Dios, te ves más grande —digo, abrazándola y luego mirándola de arriba abajo—. ¿Y William?

—Está en uno de los stands de cómics y mangas —dice, restándole importancia. Se ha teñido el cabello de cobrizo oscuro y lleva ropa ligera por el calor, se ve radiante y su sonrisa es enorme—. Te extrañé un montón.

—Y yo a ti, Lex. En serio. ¿Cómo les ha ido? He visto tus redes sociales, todo lo que subes y tu nuevo contenido en el blog. Te va increíble con los voluntariados, ¿eh? Envidio tu vida un poco.

—Esto todavía no lo digo en mis redes, pero incluso estoy siguiendo los pasos de mi querida amiga y estoy escribiendo un libro sobre los voluntariados. Para que muchos jóvenes con inestabilidades en su salud mental puedan salir adelante, viajando —dice y yo me cubro la boca, sintiendo que voy a llorar.

—Eso me pone tan feliz, Lex. Y sabes que quiero una copia, por favor —suplico, haciéndola reír.

—Mejor aun, ¿crees que puedas ser mi lector beta? —pregunta.

—¡Por supuesto que sí! Estoy descansando un poco de la escritura y eso, así que tengo mucho tiempo libre—acepto y ella suspira de alivio, riéndose—. Cuenta conmigo.

—¿Cuánto tiempo vas a estar en España? —pregunta—. Podemos sentarnos a tomar algo. Hay muy buenos cafés por aquí.

—Estaré una semana, así que sí podré. Me dieron un par de días para salir a conocer —respondo, sonriendo—. ¿Y tú?

Somos fugaces | Autoconclusiva.Where stories live. Discover now