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N/A: HOLA. VOLVÍ. Sé que he estado desaparecida, pero si están en el grupo de Telegram o me siguen en Instagram, se habrán enterado de que tengo un concierto a fin de mes que me tiene los pelos de punta y ha consumido toda mi energía.

Así que he decidido traerles este fin de semana un mini maratón de 3 capítulos para ustedes. Por favor, no abandonen la historia ¿sí? Sigan dándole amor, votos y comentarios. 

¡Las quiero! Gracias por la paciencia.

¡Las quiero! Gracias por la paciencia

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Amelia

Han pasado varias semanas desde el cumpleaños de mi padre. He estado bastante ocupada con la edición del libro y con ayudar a Lex con la tienda virtual.

Sergio es bastante detallista y encuentra errores en donde yo jamás me hubiese percatado. Me gusta porque confío con los ojos cerrados en que el libro quedará perfecto.

Lex y yo hemos seguido las terapias, cada quien por su cuenta, por supuesto. En mi veo una mejoría, en ella todavía tiene sus subidas y bajas.

Pero eso es normal. Lo importante es que ella sigue aquí, a pesar de los días de mierda.

Una llamada me saca de mis pensamientos y contesto al ver que es mi mamá.

—Hola, mamá —saludo.

—Hija, pero ¿es que te has olvidado de que tienes madre y hermana? No te hemos visto en semanas —me riñe y yo me muerdo la lengua para no reírme.

—Lo siento. He estado ocupada con el libro, ¿recuerdas? Te lo comenté —le recuerdo y ella afirma con una especie de mohín—. Puedo ir ahora mismo a la casa, no estoy haciendo mucho.

Digamos que me atasqué con la historia nueva que estoy escribiendo...

—Estaba pensando en ir al parque de la esquina, por aquí por la casa. La perrita necesita activarse, no hace nada más que dormir todo el día —dice y yo no puedo evitar reírme un poco.

—Va. Nos vemos ahí en una media hora —acepto.

—Te esperamos. Te amo, hija —se despide.

—Y yo a ustedes, mamá.

Cuelgo y me apresuro a cambiarme la ropa de casa por una deportiva. Una lycra negra con un estampado de dibujillos coloridos de flores, con una franela blanca y mis converse negros bastará.

Recojo mi cabello en una coleta y tomo un bolso pequeño para guardar mi celular, dinero y mi cédula de identidad. Me coloco los audífonos y bajo al lobby del apartamento en el ascensor. Me despido del portero con una sonrisa y camino hasta la parada de autobús más cercana.

Break In de Halestorm y Amy Lee llena mis oídos, con sus delicadas voces y la melodía nostálgica del piano. Unas cuantas paradas más y llego al parque natural que comentó mi mamá por llamada.

Somos fugaces | Autoconclusiva.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora