78.

345 59 2
                                    

Carlos

Oops! Ang larawang ito ay hindi sumusunod sa aming mga alituntunin sa nilalaman. Upang magpatuloy sa pag-publish, subukan itong alisin o mag-upload ng bago.

Carlos

Meses después...

Todos gritan de emoción cuando reinauguramos el local. Ahora mi negocio pasó de llamarse TodoTech a TodoHome y hay bastante gente afuera deseando entrar.

Han sido meses difíciles, por supuesto. Lex ha continuado sus consultas con el psiquiatra y vigilamos que se tome sus medicamentos. Tratamos de no abrumarla y darle su espacio, pero encontramos formas de demostrarle a diario lo vital que es ella en nuestras vidas y que la amamos muchísimo.

El miedo sigue presente, pero he aprendido a lidiar con ello. Mi hija no necesita miedo, necesita compañía y valentía de nuestra parte.

Todavía recuerdo cuando Val la visitó al hospital y se quebró, abrazando con fuerza a su hermanita. Tal vez el verla encendió algo en ella que le dolió, como el hecho de que la extrañaría muchísimo o que su hermana no se merecía pasar por lo que Amelia vivió.

—¡Felicidades, amor! —chilla Amelia, abrazándome. La miro, saliendo de mi nebulosa de pensamientos y sonrío al ver su gesto lleno de alegría—. ¿En qué pensabas?

—En que soy muy afortunado de tenerlas en mi vida —respondo, acariciando su mejilla—. Y que te amo. Muchísimo.

Amelia sonríe, ladeando la cabeza y se acerca a darme un beso. Mis manos viajan a su espalda y la abrazo sin separar nuestras bocas, sintiendo como todas las piezas del rompecabezas encajan en mi vida.

—¡No sean melosos, por Dios! —exclama Lex, haciéndonos reír y por ende nos separamos—. Además, yo también estoy inaugurando mi tienda, mocosos.

—La mocosa es ella, no yo —digo, señalando a Amelia quien me mira ofendida.

—Claro, porque tú eres el imbécil —contraataca mi novia y ahora yo finjo estar ofendido—. Felicidades, Lex. Tienes razón, este logro también es tuyo.

—Y tuyo. Este negocio es tuyo también —le recuerdo, rodeando los hombros de ambas con mis brazos—. ¿Ahora qué sigue?

—Que se casen, tal vez —bromea Lex y Amelia se ahoga con su propia saliva, tosiendo—. ¡Rayos! ¡Era broma, Amelia!

Alzo una ceja, mirando a mi novia quien está roja como un tomate y trata de recuperar el aliento. Le doy palmadas en la espalda, negando con la cabeza y no puedo evitar reírme.

—Apenas tenemos un año de noviazgo. Es muy pronto para hablar de ello —se excusa—. Me ahogué con saliva, no sé por qué —agrega, haciéndose la desentendida.

—Bueno, tal vez sí es muy pronto pero Carlos solo se hace más viejo —se burla Lex y se ríe cuando la miro de forma amenazante—. Ya va a empezar a quedarse calvo y a engordar.

—Claro que no —me quejo, tocándome la barriga y el cabello.

—Lo que mejor te haga dormir por las noches, papá.

Somos fugaces | Autoconclusiva.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon