73.

306 56 4
                                    

Amelia

Ops! Esta imagem não segue as nossas directrizes de conteúdo. Para continuares a publicar, por favor, remova-a ou carrega uma imagem diferente.

Amelia

Me levanto con cuidado de la cama, así no despierto a Carlos y puedo prepararle un desayuno sorpresa. Me encamino casi corriendo a la cocina y abro el refrigerador, mirando el mercado que hay para ver qué puedo preparar.

Tomo un par de ingredientes para hacer unas arepitas dulces típicas de Venezuela, con mucho queso rallado por encima. También preparo una ensalada de frutas con fresas, cambur, patilla y manzana verde.

Cuando está la comida lista, sirvo en dos vasos zumo de naranja y coloco todo sobre una bandeja para llevarla hacia la habitación.

Niego con la cabeza y sonrío cuando veo a Carlos todavía dormido, así que me acerco con sigilo y dejo reposar la bandeja sobre la mesita de noche. Abrazo a mi novio y le doy besos en el cabello para luego acariciarlo, logrando que se remueva en su lugar.

No puedo creer que hoy estemos cumpliendo 365 días de noviazgo. ¿Cómo es que mi vida cambió tanto en un año?

—Mm, es muy temprano —se queja y enrosca su brazo en mi cintura, atrayéndome a él.

—Hice el desayuno —murmuro, riéndome. Él parpadea, frunciendo el ceño apenas y sonríe cuando me ve—. Feliz primer aniversario, imbécil.

—Feliz primer aniversario, mocosa —responde, acercándonos más, como si fuera posible, y deja un beso en mi frente—. Iré a cepillarme los dientes para poder besar a mi novia, con la que llevo 365 días. Imposible de creer, ¿cierto?

—Imposible, sí —respondo, riéndome y alejándome de él para levantarme—. Te acompaño, también debo cepillarme.

Después de desayunar, Carlos me dijo que tenía que pasar por la oficina para hablar con Fred

Ops! Esta imagem não segue as nossas directrizes de conteúdo. Para continuares a publicar, por favor, remova-a ou carrega uma imagem diferente.

Después de desayunar, Carlos me dijo que tenía que pasar por la oficina para hablar con Fred. Sé que no va a demorar mucho, así que me vine al café para aprovechar de escribir y responder comentarios en redes sociales.

No voy a negar que ahora esté un poco abrumada con ello, pero Lex y Sheila se ofrecieron a ayudarme. Igual disfruto de ver fotos de mi libro en distintas manos y lugares, pues al día de hoy todavía siguen comprándolo.

Quinientas mil copias vendidas el día del lanzamiento y para mí sigue sin parecerme real.

De todas formas, volviendo a lo especial que es el día de hoy, tengo dos regalos importantes para Carlos que espero acepte y le guste. Hoy se supone que Sheila se va a encargar del negocio y va a reunirse con los emprendimientos y negocios pequeños que están interesados en alquilar. Así que mi novio va a estar conmigo el resto del día.

—Mocosa, ¿en qué piensas?

Me sobresalto de inmediato y llevo mi mano al pecho. Carlos se ríe, sentándose junto a mí y yo le doy un leve empujón con mi mano.

—En nada. ¿Cómo te fue con Fred?

—Bien. Decidí venderle dos tiendas para que haga lo que quiera con ellas. Creo que va a usarlas para expandir su negocio de ferretería y artículos coreanos.

—Bueno, uno es muy útil y el otro está de moda. Así que seguro funciona —le digo, acariciando su hombro—. Bueno, tengo dos regalos para ti.

—¿En serio? —pregunta y yo afirmo, sonriendo.

—Y, por supuesto, quiero darte el primero aquí porque en este lugar empezó nuestra historia —respondo y él se remueve en su lugar, un tanto ansioso.

Busco en mi bolso el pequeño sobre azul, porque recuerdo una conversación donde me preguntó de qué color veía el amor y esa fue la respuesta que di. Así que espero se dé cuenta de ello también.

Abro el sobre con cuidado, sacando la carta que le escribí.

—¿Me vas a hacer llorar en público? —pregunta.

—Tal vez —musito y carraspeo antes de leerle la carta—. "Es increíble lo que un tropiezo y un par de insultos puede lograr, ¿no es así? Insultos que con las semanas se transformaron en apodos y en cariño. Entraste a mi vida como te encuentra un libro en una biblioteca, de forma inesperada pero decidido a cambiar toda perspectiva dentro de mi mente y corazón.

»He crecido junto a ti estos 365 días, con lágrimas y risas, problemas y soluciones. Me enseñaste que un año también puede cambiar mi vida para bien, me trajiste alegría al corazón de nuevo y te has convertido en el apoyo que necesitaba para seguir adelante a pesar del duelo enterrado en mi pecho —continúo, sintiendo un nudo en la garganta—. He visto el hombre bueno que eres y sé que crees que te esfuerzas mucho para serlo, pero no es así. Tienes un corazón noble, que late desmedido por sus hijas, por su negocio, por mí. y sé que juntos lograremos afrontar cualquier obstáculo o problema que se atraviese en el camino.

»Te amo, Carlos Barrera, como jamás pensé que llegaría amar a alguien. Gracias por este año maravilloso, ¿vamos por el segundo?" —Cuando termino de leer, alzo el rostro y lo miro. Tiene una sonrisa enorme en su rostro y está algo sonrojado, cosa que me hace reír un poco.

—Vamos por el segundo, mocosa. Me dejaste sin palabras, la verdad. El segundo regalo va a tener una gran pelea contra esta carta tan hermosa —responde y sorbe por la nariz antes de tomar mi rostro entre sus manos y estamparme un beso en los labios.

Y con ese beso, se me olvida que estamos en público. Me entrego más a Carlos, pensando en lo imposible que eso me parecía y dejo que la felicidad de estar junto a él se adueñe de mi corazón y viaje a mi cuerpo entero.

Cuando se aleja, no lo hace demasiado y ahora es él quien sonríe con cierto aire sospechoso.

—Es hora de mi regalo, ¿no es así? —pregunto, alzando una ceja.

—Así es.

—¡Amelia!

Me giro para ver a Val corriendo en mi dirección y a Lex cerrando la puerta del café. Ella sonríe al vernos y se acerca, mientras yo alzo en brazos a su hermana menor.

—¡Mi amor! Estás tan grande, siento que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi. Te extrañé —le digo y ella se ríe.

—Yo también te extrañé —dice y me da un beso en la mejilla.

Lex se acerca y despeina a su padre antes de palmear mi hombro a modo de saludo.

—Feliz aniversario, cursis sin remedio —nos felicita y yo no puedo evitar reírme—. Sunny está en el carro, así que... ¿vamos?

—¿Vamos? ¿A dónde? —pregunto.

—A ver tu regalo —responde Carlos y tintinea las llaves del coche.

—A ver tu regalo —responde Carlos y tintinea las llaves del coche

Ops! Esta imagem não segue as nossas directrizes de conteúdo. Para continuares a publicar, por favor, remova-a ou carrega uma imagem diferente.

N/A: Estos dos cumplieron un añito juntos, wiiii. Los amo muchísimo jasfgkfgf 

¿Qué creen que va a regalarle Carlos a Amelia? ¡Quiero leer sus teorías! No olviden comentar y votar.

El próximo capi lo subiré el miércoles. ¡Las quiero mucho!

Somos fugaces | Autoconclusiva.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora