50.

379 75 16
                                    

Carlos

Ups! Gambar ini tidak mengikuti Pedoman Konten kami. Untuk melanjutkan publikasi, hapuslah gambar ini atau unggah gambar lain.

Carlos

Llego a la casa y suspiro al ver a Alejandra y a Lex dormidas en el sofá. Están abrazadas, recargadas un poco de lado y parece una posición incómoda, pero ellas lucen a gusto.

Ale parpadea con lentitud y luego me enfoca, mostrándome una especie de sonrisa apretada. Yo hago lo mismo y me recargo del umbral, cruzándome de brazos.

Recuerdo cuando nació Lex, su madre y yo no estábamos juntos y ella lo que menos quería era verme. Sin embargo, una de sus hermanas me avisó que le estaban dando las contracciones y la fui a buscar, pues éramos vecinos.

Me dio una mirada asesina, pero aceptó que la llevara a la maternidad junto con mi padre. Se tocaba el vientre a cada rato y hacía gestos de dolor, yo no sabía qué hacer. Tenía 16 putos años. Simplemente, tomé su mano y respiré hondo para que ella me imitara.

Cuando nos miramos, sentí que habíamos retomado de nuevo la conexión que tuvimos desde que empezamos a salir. Sus ojos brillaban por las lágrimas y entonces me di cuenta de que, aunque no estuviésemos juntos, Alejandra y yo formábamos una familia.

Lex nos uniría para siempre.

Y por la forma en la que Ale me mira, creo que está pensando en lo mismo. En que nuestro lazo, para nada romántico, durará para siempre debido a Lex.

Ella mira a nuestra hija, que con los ojos cerrados se ve diez años más joven, y acaricia su nariz con delicadeza. Lex se remueve pero no se despierta, y se esconde todavía más en el cuello de su madre.

-¿Quieres quedarte? -susurro, mirando a nuestra Lex.

-Me gustaría, pero... no creo que ella se sienta cómoda. Lo que vivimos hoy la ha de abrumar, no quiero ser una mamá gallina.

-Ale, siempre has sido una mamá gallina -le recuerdo, alzando una ceja.

-Cierto -responde, apenas sonriendo-. Sin embargo, creo que eso nos llevó hasta aquí, a esta situación. Así que respetaré los espacios que mi hija necesite. Vendré a visitarla más seguido.

-Le pedí a Amelia que se mudara con nosotros -suelto y ella alza las cejas, claramente sorprendida-. No me mires así.

-Es que es raro, ¿sabes? -murmura, ladeando la cabeza. Yo frunzo el ceño, un tanto confundido-. Verte así: profundamente enamorado.

-No debería ser primera vez que me ves así. Lo estuve de ti -le recuerdo y ella desvía la mirada, un tanto avergonzada-. No quise...

-Lo sé, tranquilo -me interrumpe, negando con la cabeza-. Sin embargo, es distinto. Conmigo eras un niño, con ella... eres todo un hombre. Es todavía más profundo, ¿cierto?

-Cierto -murmuro, siendo yo quien desvía la mirada esta vez porque me he sonrojado-. ¿Qué hay de ti, Ale? No te he conocido alguna pareja.

-He tenido algunos, pero no valen la pena. No he encontrado a mi Amelia -responde ella, haciéndome sonrojar todavía más-. No me malinterpretes lo que te voy a decir, Carlos, porque no sigo sintiendo esto por ti, pero... has sido el único hombre a quien he amado de verdad. Nadie más.

Somos fugaces | Autoconclusiva.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang