Después de la plática con Juliana, la vida en general corrió sin mucho alboroto.
Concluí mi semestre y año universitario, el mismo día que mi relación llegó a su fin oficialmente.
"Hemos terminado" en ocasiones soñaba con esa frase.
Pasé mi examen final de fisiología II con una puntuación perfecta y fue irrelevante para mí. Formé parte del cuadro de honor de nuevo, ocupando el primer puesto. Y eso llevó a que fuera el mejor promedio del primer año. Otro logro, que no me causaba felicidad.
Sofi decidió mudarse conmigo después de pasarla 24/7 en mi departamento a raíz de mi evidente falta de cuidado personal, ella decía que quería seguir cuidando de mí. Yo sabía que decía la verdad. Me pareció buena idea porque después de mi ruptura, odiaba la soledad. Y mis amigas fueron la mejor compañía. Lauren llegaba algunos días de la semana, para continuar con la tradición de la noche de chicas. Los días que no la pasaba conmigo, se debía a su novia...
Camila a pesar de los tristes sucesos, me dedicaba sonrisas amables las pocas veces que nos vimos. Como si no fuera la responsable de romper un corazón y de alejar a una persona que amaba de sus vidas.
Los abuelos de Juliana de igual forma me trataban con educación y cortesía cuando coincidimos en algún mall o restaurante.
El desprecio de Lexa, seguramente evolucionó a odio. Aunque en realidad ya no la había visto.
Y Miranda... fue difícil aceptar que había pasado de ser un tipo de figura materna a una total desconocida. Ahora, la Dra. Mora no me miraba más de cinco segundos si llegábamos a encontrarnos en cualquier lado. Aunque por su posición de directora y socia, me hablaba profesional y educada. Creí que mis calificaciones se verían afectadas, pero eso tampoco sucedió. Fue difícil para mi papá convencer a Miranda para quedarse en el hospital, pero lo logró.
Así que si, al final dañe a hermosas personas que me abrieron las puertas de sus casas y corazones. Lastime a quienes me recibieron sin emitir juicios, que quisieron apoyarme lo más que pudieran, que me aconsejaron y tuvieron paciencia a pesar de mis elecciones. Perjudique a quienes fueron mi segunda familia. Destruí lo que se encontraba a mi paso.
Pero ahora me enfocaría en mejorar, en intentar ser una mejor persona y aprender de mis errores.
Quería sanar.
Es un proceso que lleva dedicación, tiempo, paciencia y esfuerzo. Algo que vas construyendo bloque por bloque hasta lograr tu objetivo.
Sanar era reparar el interior sin dejar de lado el exterior. En mi caso, sanar implicaba darme mi lugar, respetando mis ideales, creencias y sentir. Involucraba madurar para ser objetiva en la toma de decisiones, donde viera por mi bien y el bien común. Poniéndome siempre primero, pero pensando en evitar dañar a las personas que me rodeaban.
Fue un proceso largo y tedioso, en el que me involucré hasta el final.
Empecé arreglando mi relación con Ivana, perder a mi mejor amiga fue demasiado catastrófico para mi vida. Aparte ella se merecía mis más sinceras disculpas, porque fui cruel y me rebaje al nivel de Mayela.
Aparecí en el restaurante donde Lauren se encargó de citarla. Resultaba el lugar indicado debido a sus cabinas privadas, así podríamos hablar de temas sensibles sin temor a tener público.
"Buenas tardes señorita ¿mesa para uno?" en cuanto puse un pie dentro, me abordó un mesero.
"Tengo una reservación" aclaré de inmediato "a nombre de Lauren Jauregui."
"Por supuesto señorita" revisaron rápidamente la computadora, para comprobar mi reservación. "Aquí está. Le comentó que ya ha llegado la otra invitada."
