Capítulo 49

1K 147 8
                                    

"Acepto" respondió el profesor Cristóbal.

"Por el poder que la ley me concede, los declaro esposos" anunció el abogado encargado "pueden besarse."

Los recién casados procedieron a obedecer, dándose un beso tan tierno que parecía que derrochaban miel. Sus ojos despedían una luz tan luminosa, que verlos fijamente durante mucho tiempo te cegaría. Era la conclusión de años de relación que formaron poco a poco, con paciencia y cariño. Esto era la culminación de su amor... no, el siguiente paso. Porque durarían muchos años más, hasta que la muerte los separara, estaba muy segura.

Los aplausos no se hicieron esperar, los presentes se pusieron de pie para demostrar y compartir la felicidad que sentían por los nuevos esposos. Mientras el caballero y las damas de honor, incluyéndome a mí, dábamos saltitos de felicidad.

La ceremonia fue hermosa y emotiva. Ver a dos personas que se amaban tanto, unir sus vidas en matrimonio, tocaba tu corazón de formas inexplicables.

Pasamos a la recepción de la boda, en el salón recreativo que contaba con un hermoso jardín, que lucía como si lo hubieran sacado de un cuento de hadas. Tan impecable como se suponía debía ser. Nada podía arruinar ese gran día, los planes del profesor Cristóbal fueron meticulosamente hechos por semanas y seguidos al pie de la letra en cada área.

Ivana me saludó al llegar al lugar con un beso flotante en la mejilla, al igual que Renata que comprendía se mostrara molesta conmigo, después de lo que le dije a su novia. Juliana se acercó a decirme lo guapa que me veía, supuse que debido a que el doctor Williams se mantuvo junto a nosotras mientras recibíamos a los invitados antes de iniciar la ceremonia.

Algo por lo que suplicamos en cuanto supimos sobre los planes de boda, fue que nos dejaran compartir mesa para disfrutar más la fiesta. Sin padres, con libertad para entablar cualquier conversación, puros amigos cercanos. Ahora resultaba contraproducente para mi desgracia, dadas las condiciones actuales. Así que éramos diez personas, ocupando lugar en una mesa, donde al menos tres personas fingíamos que todo marchaba sobre ruedas para ese día. Y digo tres, porque Juliana había desaparecido después de su papel como dama de honor.

Me evitaba, algo que dolía, pero que entendía perfectamente. Desapareció, a pesar del bonito recuadro plateado con su nombre, que relucía en el espacio a mi lado.

Conforme fue pasando la fiesta, fue imposible seguir ocultando lo sucedido. Que Juls, gran fanática de pasar la mayor cantidad de tiempo a mi lado, o de estar con sus primas, no se hubiera acercado a la mesa ni para cenar o saludarlos a todos, causo que mis amigos se percatarán de que algo sucedía.

"Ya dejare de fingir que nadie se ha dado cuenta" empezó Lauren, dejando su tercera copa de vino en paz "¿por qué rayos Juliana no está aquí?"

"Quien sabe" respondí con un toque de malhumor, sin querer explicarle a nadie nada.

"No me vengas con tonterías Carvajal" me amenazo la ojiverde inclinándose sobre la mesa "Camz, Ren y Lexa están en ese rincón, hablando con Juli por algo."

En efecto, se veía sospechoso como las chicas se reunieron es una escalinata que daba acceso a otro jardín, al terminar el segundo tiempo de la cena. Cuchicheaban entre ellas, algo que parecía importante. Sin contar, que Juliana ni una sola vez miró a la mesa.

"Mejor ni te molestes en preguntarle, sea lo que sea que diga, va a mentir" atacó Ivana viendo sus uñas sin interés, después de mantenerse callada durante el tiempo que llevábamos allí "pero para que conste, es culpa suya que nuestras novias no estén aquí."

"¿Qué?" Clarke ladeo la cabeza con evidente confusión por las palabras de Iv "¿cómo es eso su culpa?"

"¿Valentina no les ha dicho nada?" volvió a hablar Ivana fingiendo inocencia, presionando el dedo en la herida de nuestra amistad.

Cuando te vasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora