Capítulo 40

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Me despedí de mi hermano una vez que pagó la cuenta, él quería llevarme a ver su grandioso amigo que me daría las respuestas del universo. Me excuse diciéndole que seguíamos entre semana y que necesitaba llegar a terminar mis tareas para el día siguiente. Decidió creer lo que ambos supimos fue una mentira, dejó un beso en mi coronilla y me abrazó con fuerza.

"Todo va a estar bien hermanita, vamos a solucionarlo" fueron sus últimas palabras antes de partir.

Subí a mi coche, donde me quedé inmóvil repitiendo la cena en mi cabeza. ¿En qué momento todo se fue al caño? Las lágrimas que contuve al fin vieron la salida, aprovechando la soledad en la que me hallaba. ¿Qué haría ahora?

Una vez que deje de llorar, arranque el coche y después de pasarme un alto donde por poco me impacto con otro auto, maneje con precaución a mi departamento. Cuando mi cuerpo toco el colchón, se relajó notablemente. El ambiente de la cena, lo que no dije y el casi accidente, se convirtió en esta pesadez corporal que me dejaba pegada a la cama.

El celular comenzó a sonar con el característico tono personalizado que le puse al contacto de Juls, me quede viendo la pantalla de mi celular hasta que dejo de sonar. La culpabilidad por evitarla se apoderaba de mí, pero esta nueva visión de lo que podría ser luchaba por colarse en todos los resquicios de mi cerebro.

De nuevo el tono sonó, me taladraba los oídos y empezó a nacer un dolor de cabeza penetrante. Sería demasiado sencillo ponerlo en silencio, me libraba de todo esto y descansaría bien. Por desgracia, ese escape se sentía aún más cobarde que no responder. Merecía el malestar porque seguramente Juliana empezaba a preocuparse. Lo último que le dije fue que tendría una cena con mi hermano. Ya cerca de la medianoche, horas sin saber de mí, bueno era fácil ver porque la insistencia.

Yo solo necesitaba silencio para llorar en paz.

Después de cinco llamadas poco exitosas, la morena paro. Suspire cansada hasta que el aparato vibro sobre mi mano, indicando la llegada de un mensaje.


De: Juls

¡Hola bebé! Supongo que sigues con tu hermano, lo que me alegra mucho. Necesitabas pasar el rato con una persona que es demasiado importante para ti y que llevas tiempo sin ver. Si puedes, avísame cuando llegues a casa. Quería esperarte despierta, pero el sueño me está venciendo.

Te amo Val <3


Leer ese mensaje hacia doler mi corazón, siempre tan comprensiva mi no... Juliana. Quería responderle, decirle que llegue a casa con bien, que la cena fue increíble porque convivir con Guille era así. Decirle que hable con el de temas importantes y tontos, que me gustaría verla pronto porque paso algo que me puso feliz. Que descansara bien, que lo merecía, porque si algo sabía de ella, era que daba más del 100% de si misma todos los días en todos los aspectos que la rodeaban.

Sobre todo, moría por decirle que también la amaba.

Según mi hermano sería una mentira. Algo construido sobre una base de agradecimiento descomunal por todas las veces que la pelinegra acudió en mi ayuda. Algo que mi cerebro asocio con amor, porque empecé a verla como mi salvadora.

No quería mentirle.

Ni siquiera me entere la hora en la que logre dormir, lo supe cuando abrí los ojos por culpa de la alarma. Ya era bastante tarde para llegar a mi primera clase, me arreglaría despacio. Antes de levantarme, vi que Juls había dejado otro mensaje.


De: Juls

¿Todo bien Val? Se que es demasiado temprano, pero estoy empezando a preocuparme. Responde en cuanto puedas, por favor.

Cuando te vasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora