La paz me inundaba las fosas nasales, debido al hermoso lugar que me rodeaba más la grata compañía de personas increíbles. El poder compartir los últimos días junto a todos mis amigos y la persona que tanto quería, resultaba en una experiencia indescriptible.
Que justo Ivana se enamorara de Reni, la mejor amiga de Juls fue sin duda una agradable coincidencia. Ambas formaban una hermosa pareja, se veían tan felices juntas que me declaraba fan de su relación, después de la mía claro está.
Mi mejor amiga nunca se vio tan plena en los años de conocerla, hasta que comenzó a salir con Renata. Algo había cambiado en su vida que ni tenía palabras para poder explicarlo, pero estaba segura que era parecido a lo que me había sucedido a mí cuando conocí a Juls. Bendita fiesta que hizo de cupido. Lauren y Camila por un lado, Renata e Ivana por el otro. Y hasta cierto punto funciono conmigo y mi ojitos de chocolate.
La noche anterior, el grupo se separó. Lexa acompañada de Clarke, Ethan y Sofi optaron por irse a otro estado para embriagarse hasta perder la conciencia, para continuar su viaje a un destino donde presenciarían una carrera de motos. Conociendo a Lexa, seguro participaba. Sin contar, que en sus palabras, les convenía alejarse de las parejitas derrochadoras de miel.
De nuestra parte continuamos el itinerario ya establecido por las chicas, queríamos disfrutar lo más que se pudiera todo. Por la mañana, iniciamos el día viajando a Boca de Tomatlán desde el hotel en un auto que las chicas habían contratado, para mayor comodidad y seguridad de los coches. Cruzamos un puentecito de madera que me dio mala espina, pero todo bien, a partir de allí teníamos dos opciones o rentábamos un taxi acuático o nos íbamos a pie. Comenzamos la caminata que duraría una hora aproximadamente o eso había dicho Renata...la cuestión es que no fue así, Iv y yo moríamos por aire después de media hora, porque si estábamos en forma y salíamos a hacer ejercicio de vez en cuando, pero de eso a casi escalar era muy diferente, con la lengua casi de fuera ni había podido disfrutar de la naturaleza que me rodeaba. Hasta que empecé a notar que el camino era algo más transitable y fácil de manejar, nos detuvimos en una palapita y pude ver que por fin llegamos a la primera parada, la playa de Colomitos.
"Esta playa está catalogada como la playa más pequeña de México" explicó Renata mientras comenzaba a bajar las rampas de madera que llevaban a la playa. "Y todo lo que la rodea son parte de las montañas de la Sierra Madre."
Tenía toda la razón, era realmente pequeña en comparación a otras que ya había visitado y analizando lo último que agregó, eso explicaba porque sentí que escalamos tanto, si era literalmente la montaña lo que cruzamos. Le envíe una mirada asesina a sus espaldas, omitieron información tan relevante.
"Tranquila Valen, así son ellas" Ivana me dio dos palmaditas en la espalda "vamos, que venimos a disfrutar." Bajamos a donde ellas ya estaban dejando las cosas.
"Nademos un rato para relajarnos, porque todavía falta camino para llegar a nuestro destino final" Juls indicaba mientras salía corriendo detrás de Renata y Lauren para ver quien llegaba primero a la playa.
"Niñas" susurró Iv a lo que Camila y yo asentimos sin dudar.
Desayunamos los sándwiches que preparamos antes de ir porque Juls nos advirtió que al menos en la primera parada no habría que comer, como si desde ese momento supiera que nos convencerían de no elegir el taxi acuático, debía considerarse afortunada, porque sí que debía quererla si había aceptado. Nadamos aproximadamente una hora, hasta que Ivana salió asustada del agua porque una jellyfish la había picado. Tenía una pequeña rozadura solamente.
Uno diría que viéndonos era más que notable que nuestra condición no era apta para continuar caminando, pero las niñas aventureras dijeron que, si iniciamos el camino a pie, así debíamos terminar. Al menos logramos que prometieran a regañadientes que, de regreso, si o si pagarían el taxi acuático.
