Memorias Miranda
Todavía se notaba oscuro afuera, pero Juliana no tenía miedo a la oscuridad, camino a pasos pequeños y silenciosos hasta la entrada, tomo el picaporte y cuando estaba girándolo, escucho un carraspeo que la hizo sobresaltarse.
"¿A dónde crees que vas Juli?" era Miranda, quien estaba sentada en el sofá de la salita de estar con una taza de té, tenía puestos unos lentes a través de los cuales le lanzaba una mirada curiosa a la niña.
"Yo... este... yo quería... iba a..." Juliana estaba nerviosa frotando sus manos entre sí muy fuerte, no sabía que decirle a la única persona que había estado dispuesta a ayudarla y le había ofrecido todo su cariño. No quería despedirse, pero tenía que hacerlo antes de que fuera demasiado tarde, el cariño hacia Miranda iba creciendo día con día, podía sentirlo y sabía que se le rompería el corazón si se despedían después, dejando el único lugar en toda su vida que considero un hogar.
"La verdad Juliana, dime la verdad" tal vez Miranda sonaba algo brusca, pero quería comprender que estaba orillando a que la pequeña quisiera irse de ahí en medio de la noche "¿no te gusta estar aquí? ¿te sientes mal estando conmigo?" no podía negar que le hería la situación actual, se había apegado con la niña demasiado, realmente la amaba como si fuera su hija y por ello estaba moviendo cielo, mar y tierra para ser su madre adoptiva o tutora, lo que se pudiera para tenerla cerca a como diera lugar.
"Yo soy muy feliz aquí, enserio que si" Juliana ya estaba dejando escapar algunas lágrimas, era inevitable "no merezco estar aquí." Para ese momento, Juli no podía evitar que las lágrimas salieran ni sentirse abatida, porque ella también sentía mucho por la castaña.
"¿Por qué no merecerías estar aquí Juli?" Miranda estaba bastante preocupada de los pensamientos de la morenita.
"Yo no quiero te enojes conmigo, soy una molestia, no sé nada" tenía la mirada agachada, no podía ver a los ojos de Miranda sin sentirse mal "Y-yo siento que esto es demasiado lindo, co-como un sueño del que no quiero despertar nunca pero tendré que hacerlo."
"Oh Juli tú no eres una molestia, no digas esas cosas, estas aprendiendo poco a poco todo lo necesario mi amor" sabía de qué hablaba, la pequeña tenía dificultades para hacer ciertas cosas, nada de otro mundo y ello no le resultaba desagradable o enfadoso, de hecho se sorprendía de que la pequeña fuera tan madura en algunas cosas y su disposición para aprender muy rápido sobre todo lo que le rodeaba, se hincó frente a ella y la atrajo hacia si para abrazarla fuerte y darle todo su amor, hacerle entender a la niña de que ella estaba ahí para todo lo que necesitara. "Esto no es un sueño del que debas despertar cariño, aquí es donde vives ahora, conmigo. Te voy a cuidar todo el tiempo que pueda."
Nuevamente Juliana lloró destrozada por todas las cosas acumuladas que guardaba en su pequeño y dulce corazón, a pesar de las malas experiencias, siempre terminaba encontrando en su camino a personas que le mostraban que la esperanza nunca debía perderse.
"Juliana escúchame bien, yo quiero tomar una decisión solo si tú estás de acuerdo" Miranda ahora estaba nerviosa, aun no se sabía nada del caso, pero sabía que antes de cualquier cosa, debía obtener la aprobación de la niña. "¿Qué te parece la idea de que yo te adoptara? Eso quiere decir que yo me haría cargo de ti mucho, mucho tiempo cariño."
Sintió como la apretaban más en el abrazo, la niña volvía a asentir con extrema velocidad y felicidad su cabecita. "Si, sí, sí, me gustaría mucho."
"Aún estoy viendo las posibilidades, pero también me gustaría mucho, ahora más porque tengo tu aprobación" Miranda se encontraba muy feliz, quería quedarse con ella, su dulce hija. "Haremos todo lo posible por que así sea, pero si quieres eso tanto como yo, por favor no vuelvas a querer escapar." La sola idea le revolvía el estómago a Miranda, pensar en Juliana nuevamente en la calle, desamparada y con hambre era una imagen que le rompía el corazón en mil pedacitos. "¿Lo prometes mi cielito?"
