Capitulo 11

584 34 9
                                    

Las vacaciones en casa de los Salvatore habían pasado rápidamente. La amabilidad de los padres de Elisavet y la servicial Dorotea habían hecho que su estancia con ellos fuera tan acogedora y se sintieran incluso mejor que en casa.

Cada que iban a comer, se emocionaban, pues cada comida era una sorpresa deleitosa para ellos. El clima era bueno incluso aunque estuvieran a inicios de enero y mitad del invierno. Y el estar rodeados de plantas, pasto, y el color verde en general era algo que les encantaba, sobre todo a Atenea, quien dormía con las ventanas abiertas para admirar el bello paisaje italiano.

El año nuevo lo pasaron más que increíble. Los padres organizaron una fiesta en la que invitaron a familiares, amigos, vecinos, y cualquier persona que cruzara el callejón. Había comida de todo tipo al igual que las bebidas, y la música era tan agradable que no había ningún alma que no moviera alguna parte de su cuerpo al ritmo de la música; otros, ni siquiera dudaban en ir a la pista a bailar.

Atenea era feliz con los Salvatore, pero Hérmes lo era aún más. Pues mientras Atenea se escapaba con Theodore a los naranjos o al viñedo, Hérmes pasaba el rato con Elisavet. Ya habían pasado tanto tiempo juntos que se habían vuelto extremadamente cercanos. Elisavet se asombraba con la gran inteligencia y adoraba el divertido y sarcástico carácter de Hérmes; mientras Hérmes era deslumbrado por la enorme cantidad de talentos de la chica, y le encantaba su personalidad tan aventurera.

Conocían todo el uno del otro.

Elisavet y Hérmes hicieron el amor por primera vez en año nuevo, mientras todos bailaban en la pista o bebían dulces vinos, mientras Atenea y Theodore estaban también en lo suyo.

Podría parecer algo repentino, pero la verdad era que el deseo que existía entre Hérmes y Elisavet los inundaba desde hacía ya bastante tiempo. Pero eran, ambos, buenos actores.

Todo comenzó cuando Hérmes y Elisavet se encontraron en los pasillos a la media noche. Ambos con insomnio se hicieron compañía y platicaron de temas profundos. Al inicio, Hérmes sólo buscaba un confidente, y Elisavet estaba ahí; pero con el tiempo, esa amistad se reforzó y otros sentimientos también.

Las cosas se fortalecieron aún más cuando ambos, Hérmes y Elisavet, se ofrecieron para ayudarle a Theodore con su plan para Atenea.
Y para el fin de año, Hérmes decidió dar el paso e invitar a Elisavet a salir; pero claro, todo a escondidas de Atenea. Tenían miedo de cómo reaccionaría su hermana y amiga, pero era más el deseo que ambos se tenían que el miedo no logro detenerlos y se las ingeniaron para pasar más tiempo juntos.

Cuando fueron a Woodsville, mientras todos compraban sus mandados, Elisavet y Hérmes se encontraban en calles alejadas para que nadie pudiera verlos. Y para año nuevo, Hérmes se ofreció a acompañar a su hermana para cuidarla, sabiendo bien que ella se cuidaba mejor que nadie.

Así que, lo que comenzó como algo inocente, había terminado en una romántica noche de año nuevo en una de las habitaciones de huéspedes de los Salvatore.

Pero el año nuevo no sólo había sido excelente para Hérmes y Elisavet. Atenea y Theodore encontraron un hermoso lago escondido muy cerca de la casa. Estaba todo rodeado de árboles y plantas que lo escondían, y frente a la luna estaba un viejo y olvidado muelle de madera.

Al inicio bromeaban con lanzarse al lago, hasta que lo hicieron de verdad. Comenzaron con juegos, pero una cosa llevó a la otra y compartieron un momento mágico bajo la luz de la luna.

-

El sueño terminó rápidamente y el momento de regresar a la realidad había llegado. Y aunque les agradaba estar en Hogwarts, era mucho mejor estar en una preciosa casa en la Toscana italiana.

FIX MEWhere stories live. Discover now