Capitulo 19

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El baile de otoño había llegado mucho más rápido de lo que todos esperábamos.
Cuando pasaba por las habitaciones de las chicas, podía escucharlas dar pequeños gritos de emoción. Sonreía al recordar que yo era igual que ellas a su edad.

En mi habitación, mientras me arreglaba, miré las dos opciones de vestidos que mi madre me había mandado. Del lado izquierdo de la cama estaba un vestido de tirantes negro y de seda, un vestido que evidentemente yo había elegido. Del lado derecho, colgaba un vestido un tanto diferente. Era un vestido color mauve con piedras brillantes y un corte griego antiguo. El vestido lo usó mi madre, mi abuela, mi bisabuela, y todas sus antecesoras hasta llegar a nuestras raíces Atenienses.

Por un momento pensé que era clara la decisión que tomaría. Simplemente usaría el vestido negro; jamás había usado otro color que no fuera negro, blanco o verde. Pero de repente, la idea más loca y zafada se había apoderado de mi mente.

Ponte el vestido mauve. Cambia completamente tu apariencia y veamos quién me reconoce primero. El primero en hacerlo se gana mi amor y lealtad.

Odié haber tenido ese pensamiento, pero también me mataba de intriga saber qué pasaría si bajaba completamente cambiada. Además, en el baile de otoño teñimos que usar máscaras o antifaces, entonces era mucho más fácil pasar desapercibida por un momento.

Al final, lo hice. Me puse el vestido de color.
Me maquillé de una manera sutil, sin exagerar, pero que cambiara ciertas partes de mi rostro. Aún así, cuando me miré al espejo, sentí que faltaba algo. Miré hacia arriba y ahí estaba la respuesta. Tomé un mechón de mi pelo con una mano, tomé mi varita con la otra, y moviéndola de lado a lado hice un hechizo para cambiar mi cabello de rubio a castaño.

Nuevamente me miré al espejo. Ahora si estaba lista.

Tomé el antifaz, y salí de mi habitación.

Mientras caminaba por los pasillos, la gente volteaba a verme. No porque me viera extravagante, sino porque nadie lograba reconocerme. No todos volteaban, cabe mencionarlo, pero los que si lo hacían, se giraban y susurraban entre ellos cosas como "¿Quién es?" y miraban con mucha curiosidad.

De igual manera, yo miraba a todos. Todos se habían esforzado muchísimo por verse espectaculares esta noche. Las chicas parecían princesas, mientras los chicos parecían sacados de un cuento de hadas. Era como si estuviera rodeada de la realeza.

Entré al salón en el que sería el baile, y admiré lo hermoso que se veía. Enormes candelabros de oro y cristal colgando del techo, elegantes mesas con manteles de seda y sillas de oro, velas flotando en todos lados haciendo el lugar aún más mágico. Verdaderamente me sentía en uno de esos libros de fantasía que mi madre me leía de pequeña.

Mientras miraba detenidamente alrededor de mi, sentí una mano en mi hombro. Me volteé lentamente y reconocí ese cabello rubio y largo.

—¿Acaso eres el príncipe encantador?— bromeé.

—Siempre lo he sido hermanita— sonrió —Debo de admitir que me he llevado una gran sorpresa al verte. Te queda bastante bien ese cambio, aunque ya no pareces de la familia—

—Que gran mentira, ¿alguna vez has visto a la Atenea original? Estoy trayendo de regreso nuestras raíces, Hérmes— reí.

—Me agrada. Ya que lo mencionas, creo que soy más parecido a Apolo que al Hérmes original— dijo y reí de nuevo.

—Es cierto, tienes toda la razón. El otro día estaba hablando con mamá, y me dijo lo mucho que se arrepentía por no haberte llamado Apolo—

—Si, creo que ahora me gusta más Apolo que Hérmes. Que tragedia— dijo dramático y comencé a reír.

—Bueno, Hérmes

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—Bueno, Hérmes... ¿o debería decirte Apolo?... ¿Quién es tu cita esta noche?— en cuanto le pregunté, el miró al frente sin alguna expresión en el rostro y metió sus manos en sus bolsillos.

—Pues...—

—No me digas que Katherine—

—Katherine—

—¿Tienes idea de todos los problemas que acabas de ganarte por eso?— le dije preocupada y él comenzó a reír.

—Es broma, Atenea. Ya te dije que no quiero más problemas con Sascha de los que ya tenemos— dijo mientras miraba a Sascha y a Katherine a lo lejos.

—Entonces, ¿a quien invitaste?—

En ese momento entró Amira al salón. Se veía más que hermosa. Su lacio y oscuro cabello caía por su espalda mientras lucía un precioso vestido plateado lleno de cristales. Un maquillaje precioso y unas joyas divinas que resaltaban en su cabello acompañaban a su vestido.

—Y ella, es mi cita de hoy...— dijo Hérmes mirándola con una gran sonrisa —...Así que si me disculpas, me acercaré a decirle lo hermosa que se ve— dijo para luego retirarse y dirigirse hacia Amira.

Así que si me disculpas, me acercaré a decirle lo hermosa que se ve— dijo para luego retirarse y dirigirse hacia Amira

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Los miré con una gran sonrisa. Hérmes y Amira habían sido amigos desde su primer año en Hogwarts. Y ahora que los veía juntos, no podía evitar pensar en la gran pareja que ambos hacían.

Mientras ponía toda mi atención en ellos, alguien se puso a mi lado. Al inicio no le di importancia, hasta que escuché su voz.

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FIX MEWhere stories live. Discover now