Capitulo 47

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Jueves

En la mañana, después de despertar, decidí hacerle caso a Theodore y comencé a escribirle una carta a Pansy. Una carta en la que abrí completamente mi corazón y me disculpé por todo lo que había hecho mal y por no poderme despedir de la manera adecuada, le agradecí por todo lo que habíamos hecho juntas y lo que ella había hecho por mi, y por último, le pedí que cuando leyera la carta no pensara que era una carta de despedida porque nos volveríamos a ver. No sabía cuándo ni dónde, pero estaba segura de ello.

Terminé la carta, la firmé, la metí a un sobre y lo sellé. Por último, le di la carta a Lowe, mi lechuza, y ella se encargó de entregarla.

Comencé a meter a mi baúl más cosas que no ocuparía como los libros de clases y libretas que había dejado por si entraba a mis clases, pero en toda la semana no lo había hecho, así que no encontraba motivo para gastar mi poco tiempo que me quedaba en Hogwarts en aburridas clases.

Al mediodía, después de almorzar, como los chicos no estaban, Daphne me pidió que tuviéramos una "tarde de chicas" que incluía muchos rituales de belleza y un baño de burbujas con rodajas de pepino en los ojos en el baño de prefectos. Claro que accedí.

—¿Y qué ha pasado con Draco?— preguntó Daphne para luego darle un sorbo a su taza de té.

—No tengo idea— suspiré —Honestamente quisiera que él estuviera aquí con nosotros, y así poder pasar mis últimos días con todos ustedes juntos, pero si él no lo quiere así, no puedo forzarlo—

—No creo que él no lo quiera así. Creo que está tan triste que lo canalizó todo desde el enojo y la rabia, pero estoy segura de que él recapacitará, y si no, le lanzaré un crucio— dijo Daphne mientras jugaba con las burbujas de la bañera y yo sonreí tristemente.

—Solo espero que cuando se dé cuenta no sea demasiado tarde.

Nos quedamos otra hora en la bañera platicando de muchas cosas. Después nos fuimos a cambiar y luego a comer.
Aproximadamente a las 6 de la tarde, Daphne me dijo que los chicos ya se habían desocupado y que estaban en la casa de los gritos. Me pareció algo extraño pero al mismo tiempo nada fue de lo normal viniendo de ellos.

Nos fuimos por un atajo en el castillo que nos mostraron los gemelos Weasley en tercer año, y cuando llegamos todo estaba callado y muy oscuro. Muy poca luz entraba por las ya rotas ventanas. Verdaderamente no entendía qué hacían aquí los chicos a esta hora, pero comprendí todo cuando llegamos a la sala principal de la casa.

En cuanto entramos a la habitación todos salieron de sus escondites y gritaron "¡sorpresa!". No era mucha gente, solo eran mis amigos más cercanos y con los que más había convivido, pues tampoco quería que la noticia de que me escaparía se esparciera por toda la escuela.
En la sala estaban Fred y George Weasley, Cedric Diggory, Adrian Pucey, Millicent Bulstrode, Cho Chang, Vincent Crabbe, Gregory Goyle, y claro que Theodore y Blaise.

Todos se acercaron a mi a darme un abrazo uno por uno, lo cual me hizo sentir un horrible nudo en la garganta y sacar unas cuantas lágrimas.

Al inicio todos me preguntaban por qué me iba, pero yo no podía responder con precisión, así que solo les decía que era por el trabajo de mi padre y que posiblemente me iba a Grecia, cosa que era completamente falsa, pues ni yo sabía a dónde iba.

Después de unos minutos, Fred y George robaron comida de la cocina y la trajeron para pasar el rato, además, Daphne y Blaise volvieron a hacer el encantamiento para que los demás que estaban fuera de la casa de los gritos no pudieran vernos.

La pasé muy bien todo ese rato platicando con ellos y recordando cada año que habíamos estado en Hogwarts. Hablamos de cada recuerdo, incluida la vez que Fred y George casi hacen explotar a Dolores Umbridge.

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