Capitulo 15

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Al otro día de nuestra pelea, todo estaba bien. Pero al cabo de unos días Draco volvió a ser igual de frío. Nuestra relación se había convertido en una montaña rusa de emociones. A veces estábamos bien, a veces mal, a veces estábamos mejor que nunca y a veces nos evitábamos.

Durante el día, yo siempre pasaba el rato con Pansy, con Theodore o con Adrian. En las clases era lo mismo. Draco había estado evitando, pero esta vez no solo a mi, sino a todos. Si entraba a clase se sentaba lejos de nosotros, o a veces ni siquiera entraba.
Ya no iba a las reuniones de Slytherin. Y a veces, iba a visitarme a mi habitación en las noches a platicar de cómo había ido nuestra semana, y me sentía bien en el momento, pero al otro día volvía a ser lo mismo.

Yo había pasado mucho tiempo con Adrian Pucey. Lo acompañaba a sus entrenamientos, o íbamos a Hogsmeade por cerveza de mantequilla. Él me ayudaba a olvidarme de lo mal que la estaba pasando con Draco en esos días. Él, Pansy y Theodore ayudaron bastante.

Pansy seguía firme en que Draco estaba en algo, y que era imposible que él cambiara, pues ella lo conocía muy bien también. A veces sentía que tenía razón, otras veces Blaise trataba de convencerme de que Pansy sólo decía esas cosas porque quería alejarme de Draco y quedarse con él. Y no puedo mentir, a veces creía esa versión también. Y yo ya no sabía qué pensar.

El baile de navidad se acercaba. Ya todos tenían pareja. Yo negué muchas invitaciones esperando a que Draco me invitara, pero no había sucedido. Cuando le preguntaba, me decía que él no era de bailes, o que me invitaría de una manera especial, o a veces simplemente evadía el tema.

Estaba triste, y era evidente. Theodore iría con Hannah Abbott, Blaise con Daphne Greengrass, y los demás ni siquiera sabíamos si iríamos al baile.

—Pansy, ¿tú con quien irás?— preguntó Blaise con curiosidad.

—Si, Pansy, dinos— dijo Theodore riendo.

—¿Por qué quieren saberlo?— preguntó Pansy incómoda.

—Pues, se nos hace extraño que no nos has dicho nada acerca de tu "cita"— se burló Daphne.

—Si es que existe— añadió Blaise, y yo lo miré molesta para que guardara silencio.

—¡Claro que existe! ¿Por qué no van a preguntarle a él?— dijo Pansy molesta.

—¿Cómo le vamos a preguntar si ni siquiera sabemos el nombre?— preguntó Blaise riendo.

—Si, Pansy... No te juzgaremos si no tienes cita para el baile— dijo Theodore genuino pero todos se rieron creyendo que era una broma.

—Ya no la presionen. Ella va a decirnos cuando ella desee, y tenga o no, creo que es algo irrelevante para nosotros— la defendí tranquilamente, porque aunque estaba un poco distraída divagando en mis pensamientos, aún podía notar que Pansy se sentía incómoda.

—¡Para su información, si tengo cita, y su nombre es Terence Higgs!— dijo y se levantó molesta del sillón.

En ese momento no la detuve, sólo la vi levantarse. Sabía que ir detrás de ella no serviría de nada y que seguramente prefería estar sola.

—¡¿Terence Higgs?! ¿Nuestro Terence Higgs?— preguntó Blaise.

—No creo que haya otro— dije sin poner atención.

—Atenea, ¿estás bien?— me preguntó Theodore sentándose a mi lado, en donde estaba Pansy.

—Si, si... estoy bien— fingí una sonrisa.

—Si no te conociera te creería. Pero como te conozco a la perfección, sé que cuando sonríes así es porque mientes— dijo Theodore sentándose a mi lado. Le sonreí triste y me abrazó —Ya sé que estás así por Malfoy... — habló Theodore pero fue interrumpido por Blaise.

—Ninguno sabe que está pasando con él en realidad.

—Si, pero hay algo que se llama responsabilidad afectiva. Atenea es su novia, no un objeto que solo usa cuando tiene ganas de... —dijo Theodore y Blaise de quedó callado. Theodore me miró arrepentido por lo que dijo —Lo siento, Atenea, me refería a que...—

—No... Tienes razón...

—No, no pienses así... Lo dije sin pensar... Tal vez está ocupado haciendo otras cosas...

—¿Otras cosas? ¿Cómo qué? ¿Y qué podría ser más importante que entrar a clases y estar con las personas que quieres?

—Bueno, hace tiempo, antes de venir a Hogwarts, mi madre me dijo que los Malfoy estaban en la mira del ministerio, Lucius específicamente. Tal vez es algo de eso— dijo Blaise.

Miré a Blaise y luego miré al suelo. ¿Tan mala era nuestra comunicación para que no me haya contado nada de eso? No lo culpaba, claro que no. Pero me sentía mal de que no existía esa comunicación ni confianza entre él y yo a pesar de todo.

Tal vez lo que decía Theodore era cierto. Sólo era su muñeca de trapo que sólo utilizaba cuando estaba aburrido.

Al llegar la hora de la cena, todos fueron menos yo. Me quedé en mi habitación leyendo, aunque a veces tenía que releer el párrafo completo porque no lograba concentrarme y sólo leía para distraerme. Y así fue por eternos minutos hasta que me quedé dormida.

Entre mi sueño escuché que alguien tocaba la puerta. Me desperté y le pedí que pasara. Detrás de la puerta se asomó Adrian.

—Vi que no bajaste a cenar... Te traje comida— sacó de sus bolsillos dulces de cacahuate y panquecitos. Sonreí.

—Gracias... Pero no te hubieras preocupado.

—No bajaste a comer. ¿Cuándo fue la última vez que no bajaste a comer?— dijo y reí —¿Puedo?— me pidió sentarse en la cama y yo accedí. —¿Estás bien?—

—Si, ¿por qué no lo estaría?— fingí una sonrisa. Adrian me miró apenado.

—¿Qué pasa?

—No, nada... Te ves... extraña— dijo y reímos

—¿Mal?

—No— se acercó y pasó un mechón de pelo detrás de mi oreja —Es imposible que te veas mal— me sonrió y yo miré sus ojos verdes. —¿Atenea?—

—¿Si?

—Ya que ninguno de los dos tiene pareja para el baile... ¿Irías conmigo al baile de navidad?— preguntó mirándome a los ojos. No sabía qué responder. Dentro de mi, quería pensar que Draco sólo se tomaba su tiempo para invitarme de la mejor manera posible al baile, y que al final todo sería justo como pensé. Pero también sabía que eso no sucedería ni en mis más grandes sueños. Draco no era una persona detallista, mucho menos una persona de bailes, así que no podía seguir esperando algo de él. —Pero no te preocupes... Entiendo si vas a ir con Malfoy... Pero quería preguntarte antes de...—

—Si.

—¿Si?— me miró confundido.

—Si, iré contigo al baile— sonreí.

—¿Es en serio?— preguntó asombrado.

—Si— sonreí.

Me abrazó y estuvimos platicando un rato, hasta que llegó la hora de dormir y él se fue a su habitación.

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FIX MEWhere stories live. Discover now