Capitulo 40

3.3K 233 36
                                    

Desperté. Estaba acostada sobre el pecho de Draco. Me separé lentamente de él para poder sentarme en la cama. Lo miré dormir. Vi sus ojos cerrados, y su suave cabello platinado que ahora estaba tan despeinado. No pude evitar sonreír al verlo descansar, estaba tan feliz de tenerlo conmigo. Recordé lo que había pasado el día anterior y una lágrima resbaló por mi rostro. Me sentía tan apenada, pero al mismo tiempo sentía que le debía tanto. Me limpié las lágrimas y dejé un beso en su mejilla.

Cuando iba a pararme de la cama, sentí un brazo en mi cintura que me jaló hacia atrás y me hizo volver a acostarme en la cama. Me reí y Draco puso su torso sobre mi.

—¿A dónde ibas?— preguntó Draco jugando.

—A ver a Pansy... y a Nott— contesté triste pero tratando de verme normal.

—¿A Nott? ¿Por qué?— preguntó mirándome extraño y con un poco de celos de por medio.

—Después te contaré.

—¿Por qué no me lo cuentas ahora?— dijo con molestia. Se acostó boca arriba en la cama, y yo me acosté en su pecho.

—Todo está tan jodido— suspiró.

—Lo sé... A veces quisiera solamente escapar de aquí...

—Tendrías que llevarme contigo.

—Claro que lo haría— sonreí pero la tristeza permanecía en mi.

Nos quedamos callados por unos segundos hasta que Draco habló.

—¿Atenea?

—¿Si?

—Acerca de lo de ayer... Yo no sabía nada, lo prometo. Tal vez, si lo hubiera sabido, en lugar de ponerme celoso de Nott hubiera sido de Pansy— bromeó para tratar de calmar las cosas, pero no funcionó —Lo siento—

—¿Te has dado cuenta de lo mucho que te has disculpado últimamente?

—¿Yo? Claro que no.

—Claro que si— sonreí.

—Que lo haga contigo no significa que lo haré con los demás. Nadie más merece mis disculpas.

—¿Entonces yo si merezco tus disculpas? ¡Me halagas!— reí genuinamente por primera vez.

—No te aproveches de eso. Si me disculpo contigo es porque si no lo hago te enojas— bromeó él.

—Entonces ya sabemos quien manda en la relación— dije y minutos después tenía a Draco encima mío sujetando mis manos contra la cama.

—¿Quieres saber quién manda en esta relación?— preguntó jugando, pero luego me miró a los ojos, y su cara se tornó triste. Se detuvo y se acostó a mi lado, acción que me sorprendió por completo.

—¿Qué pasa?— pregunté.

—Atenea, no tienes idea lo mucho que lamento haberte metido en todo esto. Tal vez por eso me disculpo tanto contigo... realmente siento que te he lastimado tanto...

—Draco, ¿cuantas veces debo recordarte que yo decidí meterme en esto? Deja de sentirte culpable por algo que yo hice.

—Aún así... tal vez, si no nos hubiéramos conocido, no estaríamos pasando por esto— dijo tranquilo. Su intención nunca fue lastimarme, pero dentro de mi si lo había hecho. No sabía que él pensara tanto en lo que hubiera pasado si no estuviésemos juntos.

—¿Te hubiera gustado eso? ¿Eso es lo que habrías querido?— pregunté un poco asustada de la respuesta.

—No, no, claro que no... pero mírate... yo sé que estás mal, muy mal... tus ojos lo dicen todo... Y no me digas que no has pensado en lo mucho que hemos cambiado últimamente. Antes éramos más divertidos, reíamos, nos enojábamos, hacíamos fiestas... vivíamos para sentir, vivíamos para vivir. Y ahora, míranos... existimos para sobrevivir, ya ni siquiera vivimos.

FIX MEWhere stories live. Discover now