Capitulo 32

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Desperté por un pequeño rayo de luz que atravesaba el agua del lago y la ventana. Era la primera vez que salía el sol en toda la semana.
Los brazos de Theodore abrazaban delicadamente mi torso. Sonreí al recordar lo que había sucedido la noche anterior.

Me giré para quedar frente a él y lo abracé. Dejé un beso en su frente. En sus labios se marcó una pequeña sonrisa.

—¿Estás despierto?— pregunté en su oído.

—No— negó con la voz ronca.

—Que lástima... quería repetir lo de anoche— bromeé, y él rió.

—Ya desperté, ¿qué decías?— dijo abriendo los ojos. Me reí un poco.

—Tenemos que ir a clases— acaricié su rostro.

—Estoy cansado— dijo y reí nuevamente —¿Qué?— preguntó riendo.

—Tal vez si no nos hubiéramos dormido tan tarde no estaríamos tan cansados—

—Pero valió la pena— sonrió orgulloso.

—Toda la pena del mundo. Pero ahora, tenemos que levantarnos para...— en ese momento alguien golpeó la puerta.

—¿Atenea? ¿Estás ahí?— preguntó Hérmes al otro lado de la puerta.

Miré a Theodore preocupada y él también me miró con los ojos más abiertos que nunca y se puso la mano en la boca.

—Si... estoy cambiándome, ¿por qué?— me bajé rápidamente de la cama y me puse la playera de Theodore que tenía puesta ayer. Theodore también se levantó rápidamente de la cama y se puso sus bóxers rápidamente.

—¿Puedo pasar?—

—¡NO!—

—¡Necesito hablar contigo!— se quejó Hérmes al otro lado de la puerta.

—¿Es muy importante?—

—No... Bueno, si, para mi...— dijo Hérmes. En ese momento exacto, Theodore se tropezó con sus zapatos y cayó al suelo. Me puse la mano en la boca y comencé a reír, mientras el reía en el suelo —¡¿Estás bien?!— preguntó Hérmes al escuchar el golpe.

—Si— dije entre risas —Me tropecé con unos zapatos—

—Bueno, creo que estás... ocupada haciendo... no tengo idea... ¿Te parece si hablamos después?—

—Si, ¿cuando?—

—Después del desayuno, o en la tarde, ¿si?— propuso Hérmes. Acepté y a los pocos segundos se fue, no sin antes advertirme que tuviera cuidado con los zapatos.

Theodore y yo nos quedamos riendo un rato hasta que se levantó del suelo.
En ese momento decidimos cambiarnos y arreglarnos. Theodore se dio la vuelta y caminó hacia el baño, fue ahí cuando vi su espalda llena de marcas y rasguños.

Caminé hacia el baño también. Me metí a bañar mientras él miraba su espalda y su cuello en el espejo.

—Espero que no llegue Madam Hooch al entrenamiento— dijo dándole la espalda al espejo y caminando hacia la regadera.

—¿Por qué no usas una sudadera?—

—¿Una sudadera? Creo que hoy es el día más caluroso del mes— se rió Theodore mientras se desvestía para meterse a la ducha también. —¿Sabes? Por mi no hay problema si los demás se dan cuenta de lo mucho que te quiero— dijo metiéndose al chorro de agua con una sonrisa.

—Bueno, por mi tampoco hay problema... Mientras Hérmes no se entere, todo estará bien—

—¡Casi muero cuando tocó la puerta!— dijo riendo.

FIX MEWhere stories live. Discover now