Capitulo 51

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Como de costumbre, el baile comenzó con un discurso de la profesora McGonagall. Habló de lo mucho que le entusiasmaba este evento, y que encargarse de él por primera vez había sido como un sueño cumplido. Habló también acerca de los alumnos y profesores que ya no estaban con nosotros, rindiéndoles tributo con una especie de holograma de cada uno de ellos bailando al ritmo del vals. Fue tan nostálgico y conmovedor que, aunque intenté, no pude evitar derramar unas cuantas lágrimas.

Después, la profesora McGonagall abrió el vals con el odioso subdirector, Atticus. Incluso a la profesora McGonagall se le podía notar la cara de incomodidad al bailar con él.

Después, entraron al vals los jefes de casas y practicantes, es decir, Hérmes con Amira, jefes de Slytherin; Fiorello con Saori, jefes de Ravenclaw; Felix Auger-Aliassime y Haley Lu, jefes de Hufflepuff; y lo que más nos sorprendió fue que ni Sascha ni Katherine se presentaron para representar a Gryffindor.

—¿Deberíamos preocuparnos por esto?— preguntó Theodore en mi oído.

—No lo sé— le respondí quedito.

—¿Saben? Esto me preocupa un poco— dijo Elisavet lo suficientemente fuerte para que todos en la mesa escucháramos y lo suficientemente suave para que nadie más escuchara.

—A mi me preocupa más que Atticus siga aquí— respondió Laurie, quien estaba a mi lado.

El vals de apertura terminó, y ahora era el turno de los estudiantes de unirse poco a poco al segundo vals.

—¿Me concedes esta pieza?— preguntó Laurie extendiéndole la mano a Camille y ella asintió. En seguida se pararon, nos dedicaron una sonrisa, y se unieron al baile.

—Sabes que odio bailar porque no sé hacerlo, pero no me molesta en lo absoluto si es contigo, así que... ¿Señorita Gaunt, me concedería el honor de bailar con usted esta noche?— preguntó Theodore tomándome de la mano y mirándome a los ojos. Sonreí.

—Claro que si, señor Nott, sería todo un placer— dije elegantemente siguiéndole el juego y ambos reímos.

Theodore se levantó de su silla y luego me ayudó a levantarme de la mía. Me tomó de la mano y nos dirigimos a la pista. Esperamos el momento perfecto para unirnos, y así lo hicimos.
Bailamos al ritmo de la orquesta. Theodore había mejorado sin duda.

—¿Has estado practicando?— lo miré sorprendida y aún bailando.

—Mmm... No lo sé... Tal vez... ¿Se nota?—

—Bastante. No sabía que bailabas en tu tiempo libre— bromeé.

—No, no lo hago. Pero tuve que aprender—

—¿Por qué?—

—Por ti— dijo mirándome a los ojos —Porque sé lo mucho que te gustan los bailes y a mi me encanta pasar tiempo contigo—

—Si no estuviéramos bailando te abrazaría— dije con ternura. Theodore me miró con una sonrisa y continuamos bailando.

Continuamos bailando el conocido vals por un rato más. Juro que en ese momento sentí como si todo el mundo a mi alrededor se esfumara y solo existiéramos él y yo bailando con una coordinación y conexión que muy pocos alcanzaban.

Bailamos perfectamente hasta que comenzó la fiesta. Usualmente algún grupo musical conocido venía al baile a tocar y los alumnos disfrutaban de un concierto gratis.
Este año fue diferente.

Estábamos por entrar al nuevo milenio, todos enloquecían con la llegada de nuevas "tecnologías" al mundo mágico. Los muggles habían creado cientos de máquinas que mágicamente funcionaban sin magia. Una de esas innovadoras máquinas era la "mezcladora". Una extraña máquina, que como su nombre lo dice, mezcla música ya existente creando ritmos completamente nuevos y diferentes. Todo el mundo se volvía loco con ello, pues si lo sabías utilizar bien era muy divertido y satisfactorio.

FIX MEWhere stories live. Discover now