Capitulo 20

9K 466 15
                                    

Llegamos a mi habitación y nos lanzamos sobre la cama. Me quité el vestido, los accesorios y todo el maquillaje. Draco se quitó todo a excepción de sus bóxers. Le pasé unos shorts que había dejado antes, y me puse una de sus camisas. Nos acostamos en la cama, yo acostada sobre su pecho y él acariciando mi cabello.

—¿Atenea?

—¿Si?

—Tengo algo que decirte.

—¿Qué?— dije un poco preocupada. Suspiró.

—Sé que piensas que me alejé de ti sin motivo alguno, pero...

—¿Pero?

—Mi padre está enfrentando una averiguación del ministerio...— suspiró —...y no quería afectarte a ti o a tu familia de alguna manera, así que no quería decírtelo, ni a ti ni a los demás. Por eso traté de alejarme, pero me era imposible estar lejos de ti...—

—¿Y por qué no me lo dijiste? Pude haberte ayudado.

—Lo sé, pero no quiero involucrarte en nada de esto. Y pensé en decírtelo porque tú eres la persona a la que más confianza le tengo, pero... Te vi molesta conmigo, y al mismo tiempo estabas tan feliz con Theodore que pensé que mi plan se me había salido de control... Cuando te vi en el entrenamiento y vi que habías ido a verlo a él, me sentí reemplazado, y me enojé tanto que al terminar mandé a Crabbe y a Goyle a que rompieran su escoba...

—¡¿Por qué lo hiciste?!— pregunté angustiada por Theodore. No había nada más que amara más que su escoba y el Quidditch. Pero me sorprendía aún más que él no me había dicho nada al respecto.

—Ya te dije por qué... Y la verdad no me arrepiento. Tanto él como Pucey tienen que saber que tienes dueño...

—Pero no rompiendo su escoba...

—¿Ahora vas a defenderlo?

—No, Draco, pero es tu amigo y...

—Creo que quedó bastante claro que amigos no somos...

—Bueno, pero aún así son compañeros en el equipo, y él es el capitán... ¿Qué van a hacer sin él?

—No te preocupes... Tiene suficientes galeones en el banco como para comprarse una nueva.

—Ese no es el punto. El punto es que no puedes ir rompiendo las cosas de los demás solo porque te encelas.

—No solo serán escobas, también serán huesos si es necesario— bromeó.

—¡Draco! Sólo, no te metas en problemas, ¿si?

—Eso no pensabas hace una hora en el salón de Snape— bromeó de nuevo y yo sonreí inconscientemente.

—Eso es diferente.

—No, no tiene nada de diferente. ¿Sabes lo que podrían hacernos si nos descubren? Nos expulsan, y eso sería un problema más grande que una escoba rota.

—Bueno, de ahora en adelante tendrás que aguantarte.

—Por mi no hay problema... Pero...— bromeó nuevamente y me reí.

—Basta, no lo digas— dije y se rió. Se quedó mirando al techo por unos segundos.

—Gracias

—¿Por qué?

—Porque tú me ayudas a olvidar todo lo que está sucediendo en casa. Cuando estoy contigo me siento... feliz. Me haces sentir feliz.

—Te amo— deposité un beso en sus labios y volví a acostarme en su pecho —Pero no te preocupes, prometo que a partir de hoy voy a estar contigo todo el día para ayudarte con esa situación...

—No, Atenea. De verdad odio decir esto, pero por ahora, tendrás que seguir así con Theodore o Adrián o quien quieras... Todos los amigos y personas que han tenido contacto con mi padre están siendo investigados también... Si el ministerio sabe que de alguna manera tú y yo estamos involucrados en cualquier tipo de relación, van a investigarte a ti y a tu familia...

—Pueden investigarnos lo que quieran... No tenemos nada que esconder.

—Lo sé, pero aún así. Una averiguación no significa nada bueno.... Atenea... Prométeme que no vas a acercarte a mi frente a nadie más y no vas a involucrarte...

—Pero...

—¡Promételo! No debe haber ningún testigo de que tú y yo estamos juntos...

—Está bien, lo prometo.

—Lo siento, Atenea, pero de verdad quiero que estés bien. No hay nada más importante para mi que mi familia, y tú...— sonreí.

—Está todo bien... Pero ahora tú prométeme que me vas a tener al tanto de tu situación con el ministerio.

—Cada noche vendré a informarte... Seré como esas cosas que ven los muggles y sangre sucias en las cajas por la mañana...— dijo y yo solté una carcajada.

—¿Noticieros?

—No lo sé, supongo— dijo arrugando su nariz con disgusto y yo sonreí.

—Y también prométeme que vas a estar bien...

Guardó silencio por un rato, pero al final lo hizo. —Lo prometo—

Me dió un beso y después de unos minutos, nos quedamos dormidos.

-

FIX MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora