Capitulo 11

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Al día siguiente, cuando me preparaba para ir a clase, me miré al espejo y me prometí a mi misma que ya no sería ninguna presa de la tristeza ni de la miseria.
También, después de todo lo que Theodore me había dicho el día anterior, prometí escucharlo. Prometí que no me enfrascaría más en aquella situación que ni siquiera había sido mi culpa.

Claro que aún me sentía muy mal, y no lo negaba, pero tampoco quería estar mal todo el tiempo. Theodore tenía razón después de todo.

En todo el día todo había salido bien. Me había ido muy bien en la primera clase del día: astronomía. Esa clase la compartía únicamente con Laurie, a diferencia de otras clases como Defensa Contra las Artes Oscuras, la cual compartía con Laurie, Theodore, Blaise, y lamentablemente con Draco también.

En astronomía, Laurie era demasiado bueno sin siquiera intentarlo. Conocía cada constelación a la perfección y sabía en dónde encontrarlas, como si hubiera pasado una eternidad mirando las constelaciones en el cielo nocturno.

Después de unas horas, la clase terminó y continuó la segunda clase: Encantamientos.

Llegué al salón de clases y no vi a ninguno de mis amigos. De hecho, no habían demasiadas personas en esta clase, eran aproximadamente 15, las cuales eran muy pocas personas para la gran cantidad de alumnos que asistían colegio.
Me quedé esperando a ver si algún conocido entraba al salón, pero no fue así. O al menos no por mucho tiempo.

La clase comenzó y al cabo de unos minutos, alguien tocó la puerta. El profesor Flitwick abrió la puerta con su varita dejando entrar a nada más ni nada menos que el mismísimo Draco Malfoy.
De todas las personas que pudieron haber entrado a esta clase, tuvo que ser él.

Por suerte se sentó a unos metros de mi, así que no tendría que hablar con él, ni verlo.

La clase continuó y repasamos algunos encantamientos que habíamos visto los años anteriores. Estaba muy feliz porque todos los encantamientos me habían salido bien y no había olvidado ninguno.

Aproximadamente a la mitad de la clase, el profesor Flitwick decidió que haríamos un trabajo en el que recopilaríamos todos los encantamientos que conocíamos pero que no habíamos visto en clase. Para esto, el profesor pidió que trabajáramos en parejas.

No conocía a nadie, todos eran alumnos de nuevas generaciones. Me giré a la derecha y le pregunté a la chica de Ravenclaw si quería ser mi pareja, me dijo que ya estaba con su amiga. Me giré a la izquierda e hice lo mismo con el Hufflepuff que estaba a mi lado, él también tenía pareja.

—¿Ya todos han encontrado una pareja?— preguntó el profesor Flitwick a la clase.

—No, profesor, falto yo— levanté la mano.

—Muy bien, señorita Gaunt... Veamos...— observó a todos — ¡Señor Malfoy! Usted no tiene pareja, ¿o estoy equivocado? ¿por qué no se une con la señorita Gaunt para hacer el trabajo?—

Draco no hizo ninguna expresión ni respondió. Solamente miró al profesor Flitwick sin emociones y luego continuó escribiendo. Segundos después se levantó de su lugar y se sentó junto a mi, pero ni siquiera me dirigió una mirada, mucho menos la palabra.

Por unos largos e incómodos minutos no hablamos, tampoco nos miramos. Simplemente escribíamos. Ni siquiera estábamos haciendo el trabajo juntos, lo estábamos haciendo por separado.

Las cosas se hicieron aún más incómodas cuando la clase estaba por terminar. Algunos alumnos ya habían terminado y ya habían salido de la clase. Otros se apresuraban para terminar. A mi me faltaba muy poco para terminar, hasta que Draco decidió romper el hielo.

—¿Por qué estás enojada?— preguntó mientras continuaba escribiendo. Me detuve por completo. Dejé de escribir, y lo miré con disgusto y evidente molestia.

—¿De verdad tienes la osadía de preguntarme eso?— Draco asintió, nuevamente, ni siquiera se tomaba la molestia de mirarme —Bueno, no lo sé ¿cómo te sentirías tú si yo te hubiera cambiado por un tipo de 17 años?—

—Tú te fuiste, Atenea— dijo fríamente, y yo bufé.

—¿Recuerdas hace unos años, cuando de broma te pregunté si salías con Astoria y me dijiste "¿qué clase de persona crees que soy?"? Bueno, pues resulta que si eres esa clase de persona—

Por primera vez Draco volteó a verme. Se veía muy molesto. Estaba a punto de reclamarme, pero fue gracias a que Laurie entró que Draco sólo me miró con enojo.

—¡Ey Gaunt! ¿Aún trabajando? ¿Te ayudo?— preguntó Laurie parándose frente a mi.

—No gracias, ya terminé— cerré mi libreta fastidiada, me levanté y se la entregué a Flitwick. Caminé hacia Laurie y pasé mi brazo entre el suyo y su torso —Vámonos, muero de hambre—

Draco nos miraba molesto. Lo sabía porque en cuanto sentí su mirada, lo miré de regreso y mantuve mi mirada firme hacia él hasta que él regresó su mirada a su libreta.
Salimos del salón sin decir nada hasta que Laurie habló.

—¿Qué fue eso?— soltó una risilla.

—Nada— respondí.

—No me digas que... ¿Malfoy y tú?— me miró sorprendido con una sonrisa burlona.

—Si, pero no es relevante.

—Si dices que no es relevante es porque es relevante... Espera...— hizo una pausa —¿No se supone que Malfoy está con Astoria?— preguntó y yo giré los ojos, por lo que su boca se abrió y luego se rió —¡Ahora entiendo! ¿Y por qué terminaron?—

—Ahora ya ni siquiera yo lo sé— suspiré.

—Bueno, creo que estás mejor sin él. No me agrada— dijo y yo solté una pequeña risa.

—¿Por qué no?— pregunté.

—No lo sé. Creo que es de esos tipos que quieren hacerse interesantes siendo la víctima siempre. Tipo, "mírame, mi vida es una mierda, por eso soy interesante" ¿sabes?—

—Es que su vida si es una mierda—

—¿Por qué lo defiendes?— se rió.

—No lo defiendo, es la verdad—

—No creo—

—No lo entenderías, tienes como... 10 años— bromeé.

—Bueno, al menos a mi no me dejaron por una de 13– bromeó y le di un golpe para luego comenzar a correr.

—¡Au! ¡Atenea!— se quejó mientras iba detrás de mi y yo reía.

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