Capitulo 10 🔞

17.7K 830 414
                                    

🔞 ESTE CAPITULO CONTIENE TEMAS SEXUALES EXPLÍCITOS, ASÍ QUE SI NO SON MAYORES DE 18 O NO ESTÁN PREPARADOS PARA ESTOS TEMAS, SALTEN AL SIGUIENTE CAPÍTULO 🔞

—Lo único que sé es que te quiero ya— dijo Draco y se abalanzó sobre mi. Me besó con ganas, como si nuestros labios no se hubieran tocado en años, y estaban hambrientos el uno del otro.

Me pegó contra la pared sin despegar nuestros labios inquietos. Me tomó de la cintura y me pegó a él dejándome sentir su excitación con la parte más baja de mi abdomen.

Empezó a dejar besos desesperados en mi cuello y a succionar. Solté una exhalación bastante fuerte, pues mi ritmo cardiaco subió rápidamente. Recargué mi cabeza contra la pared, y él abrió mi camisa rompiendo los botones superiores para comenzar a besar mi pecho también. Me tomó de los muslos y me cargó. Tomé su cara y la regresé hacia la mía para poder besarlo. Volvió a bajar a mi cuello, haciendo que mi respiración fuera casi imposible de controlar.

Escuché a alguien venir desde el fondo del pasillo y le di palmaditas rápidas a Draco en la espalda para avisarle.

—¡Draco, viene alguien!

—¡Maldición! Odio que interrumpan.

Aún cargándome con una mano y besándome, abrió la puerta de mi habitación y la cerró rápido.
Me lanzó a la cama, se quitó el chaleco y la camisa en unos cuantos movimientos, y regresó a mi. Comenzó a besarme con intensidad mientras con las manos me quitaba lo que quedaba de la blusa. Luego se separó de mi para deshacerse de mi falda, y subió hasta mi pecho dejando besos desde mi abdomen bajo.

Me hice un poco más hacia abajo hasta poder alcanzar su pantalón. Lo tomé de abajo, sintiendo su erección y él dejó salir un pequeño gemido. Masajeé un poco y luego le quité el cinturón, para después bajarle el cierre. Se separó de nuevo para deshacerse de sus pantalones y volvió hacia mi.

Mientras lamía mi cuello puso su mano sobre mis bragas y comenzó a masajear sobre ellas. Solté un gemido que lo hizo excitarse aún más. Recorrió mis bragas a un lado y pasó su mano por todo lo que ahora estaba descubierto. Con dos dedos, comenzó a masajear para luego introducirlos lentamente dentro de mi. Poco a poco la velocidad de su mano aumentó y comenzó a presionar sus dedos dentro de mi. Solté gemidos que él mismo ahogó con un beso, y continuó con la mano hasta que mis piernas se tensaron por completo. Subió su mano a mi pecho y presionó, mientras yo, estirándome un poco, le ayudé a quitar todas las prendas que aún cubrían su cuerpo.

Después de un rato de caricias, masajes y besos intensos, la desesperación salió a flote.

—Suficiente, no aguanto más. Quiero estar dentro de ti— dijo agitado. Tomó un condón y lo puso rápidamente. Comenzó lento y delicado, y aún así, ambos soltábamos gemidos. Cada vez que me escuchaba gemir, aumentaba la intensidad.

Las envestidas comenzaron a ser más rápidas. Sus caderas chocaban contra mi pelvis cada vez más fuerte, muchas veces haciéndome gritar de placer.

—Me encanta escucharte así...— dijo y volvió a repetir el movimiento haciéndome gritar de nuevo. No había ninguna clase de dolor, o si había, el placer que sentía opacaba al dolor por completo. —...Pero yo quiero más—

Puso una mano sobre mi cuello y comenzó a masajear mientras continuaba. Nuestros gemidos eran incontrolables. Pero de repente, se detuvo.

—¿Qué es lo que quieres, Atenea?

—Esto.

—¿Es todo?

—A ti.

—Entonces dime que me amas.

—Te amo. Te amo— dije necesitando que volviera a estar dentro de mi. Él sonrió satisfecho y continuó.

La fricción, la presión de sus dedos, y su mano en mi cuello, hicieron que comenzara a temblar y ya no aguantaba más.

Cuando estaba a punto de gritar, esta vez sin importar quien pudiera escuchar, Draco me besó, ahogando mis gritos con su boca. Yo puse mis manos en su espalda y enterré mis uñas inconscientemente por todo lo que estaba sintiendo. Draco soltó un gemido. —¡Carajo!—

Acto seguido, me tomó de la espalda, y me cargó, quedándonos sentados frente a frente, yo sobre sus piernas. Recargué mis manos en sus hombros y comencé a dar pequeños saltos sobre él. Draco gimió y dejó caer su cabeza hacia atrás mientras ponía sus manos sobre mis caderas y me jalaba hacia él.
Ahora el único sonido que invadía el cuarto era el de nuestras pieles golpeándose, y unos cuantos gemidos ahogados en besos.

Los dos estábamos agitados, pero queríamos más y más. Y así fue. Era una mezcla de movimientos salvajes y desesperación, con amor y necesidad.
Nuestros besos parecían infinitos, porque cuando yo me separaba él buscaba mi boca, y cuando él lo hacía yo quería la de él.

Al final, ya que ambos estábamos satisfechos, me tomó del cuello y susurró en mi oído —Me encantas— Me besó, y se acostó en la cama, pegándome a él. Me acosté en su pecho y él me abrazó.

—Te amo, y espero que lo sepas— dijo Draco para luego soltar un suspiro.

—Lo sé. Yo también te amo— dije dándole un beso y levantándome de la cama.

Caminaba hacia el baño cuando él se levantó y me abrazó por detrás.

—Creo que mañana todos sabrán lo qué pasó hoy.  Pero no importa, así todos sabrán que ya tienes dueño— dijo y procedió a besar mi cuello por detrás y yo reí.

—Ya todos lo saben. La pregunta aquí es... ¿cómo sabrán las demás que tienes dueña?

—Solo les mostraré mi cuello, y mi espalda.

—No, tampoco quiero que se enamoren.

Draco se rió. Me dio un pequeño beso en los labios y regresó a la cama.
Después de ir al baño, yo también regresé con él y yo lo abracé enredando no sólo mis brazos, pero también mis piernas en él. Estuvimos así por un rato, hasta que habló.

—¿Atenea?— preguntó mientras jugaba con mi pelo.

—¿Si?— respondí a punto de quedarme dormida.

—Eres lo mejor que he tenido en la vida.

—Te amo, Draco— dije y me acurruqué en su pecho hasta quedarme dormida.

-

FIX MEWhere stories live. Discover now