Las Vidas de un Líder

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Una vez llegaron al Clan Oscuro, Mitaka fue el primero en acercarse a la patrulla y preguntar por el Líder. No es que en realidad le importara Snoke, pero, como curandero, era su deber preocuparse por cada miembro de su Clan, incluso si más de uno no era de su total agrado.

Kylo lo miró fijamente y asintió, alejándose rápidamente de él y subiendo a brincos ágiles hacia la cima de la Roca Alta donde el fallecido Líder solía hacer sus reuniones. Cuando terminó su escalada y llegó, el nerviosismo lo consumió.

¿Cómo le diría sus guerreros que Snoke había muerto bajo sus garras y no en las de sus enemigos? Los Guardias también era otro tema que debía tratar con tacto si no quería causar más revuelta de que ya había.

Bajó la mirada un par de segundos, encontrándose con Phasma sentada en la base y con Hux trepando la roca para ubicarse a su lado.

No había por qué temer más. Sus amigos estaban allí, para él.

Respiró profundo, calmando sus miedos infundados. Los gatos debajo de él, lo observaban expectantes, a la espera de sus palabras u orden que tuviera que dar.

—¡Que todos los gatos lo suficiente mayores para cazar sus propias presas se reúnan aquí, bajo la Roca Alta, para una reunión de Clan! —recitó la petición general en voz alta, tal y como Snoke había hecho más de una vez cuando estaba vivo, tal y como su madre había realizado cuando lo nombró con sumo orgullo aprendiz.

Los felinos que sobraban en el claro del campamento no tardaron en hacer acto de presencia al escucharlo. Estos también abrieron de más los ojos, sorprendidos de no ver Snoke cerca de su Lugarteniente y ver a este ocupar su lugar.

Cuando todos estuvieron ya presentes, Kylo volvió a respirar hondo. Sus gatos ya habían comenzado a notar el cambio. Ahora esperaba que no se lo tomaran a mal.

Hux, quien sentado un poco más debajo de él pedía con la mirada a los guerreros y aprendices que enmudecieran sus murmullos curiosos, le guiñó de reojo. El guerrero pelirrojo tampoco lucía tan distinto a él. Sentía sus nervios, su temor por que no lo aceptaran como su nuevo Líder.

¿Dónde está Snoke? —era la pregunta que más predominaba sobre las otras.

Phasma les gruñó a los gatos que seguían hablando pese a la advertencia implícita de sus amigos. Mitaka tomó asiento a su lado e intentó en vano sacarle información sobre lo ocurrido.

—Snoke está muerto —confesó toscamente sin querer. Sin embargo, muy diferente a lo que creía, nadie pareció molesto o entristecido por sus palabras tan duras y sin expresión —. Y, como su Lugarteniente, es mi deber sucederlo.

Los murmullos regresaron, llenando el campamento de incertidumbre. Kylo entendía la preocupación que padecían los suyos. Después de todo, él había sido nombrado Lugarteniente sin cumplir antes ni una de las reglas que se necesitaban para serlo.

Nunca había tenido un aprendiz, tampoco había hecho vigilia cuando fue ascendido a guerrero. Además, con solo un par de lunas siéndolo, Snoke lo había convertido en su Lugarteniente casi de inmediato, bajo la tonta excusa de que, al ser un gato sensible a la Fuerza, alguien como él estaba destinado a liderar.

Era de mala suerte saltarse esos requisitos, por lo que era de suponerse que nadie se mostrara muy alegre con la idea. De igual forma, continuó con su discurso.

—Tal vez no sea el más indicado para este puesto —se sinceró, encogiéndose levemente en su sitio de pie —, pero, les prometo, que yo me encargaré de que este Clan vuelva a ser lo que era antes. Fuerte y respetado, leal y pacífico. La guerra no forma a los guerreros, sino los valores son los que les dan el derecho de serlos —presionó las garras en las rocas, tanto para sostenerse como por la emoción. Pese a todo, era la primera vez que se dirigía así a Clan —. Snoke se equivocó al tomarnos por blandos. Somos guerreros honrados, compasivos y orgullosos de cada una de las acciones que realizamos por los nuestros. Somos… uno.

Star Paws: A New WarriorWhere stories live. Discover now