Un Líder auténtico

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—¿Alguna buena noticia que contar, Poe?

Poe quería decir que sí, que no tenía por qué preocuparse más de lo que ya hacía Leia tras la muerte de Holdo, pero no tuvo de otra que negar y admitir los problemas que se avecinaban. La Líder suspiró pesadamente al verlo agachar la cabeza y ladearla.

—Hemos hallado sangre en los límites —informó, levemente asqueado al recordar las manchas rojizas en todo lo largo de sus fronteras con el Clan Oscuro y donde los solitarios solían habitar.

—¿Sangre? —se horrorizó, levantándose de su lecho bruscamente. El joven le pidió con la mirada, que ella ignoró, que se tranquilizara —¿han descubierto de quien podría ser?

—Rose y yo hemos supuesto que podría pertenecerles a los solitarios, ya que ellos son muy bruscos al pelear de juego entre sí —hizo una mueca, disgustado por sus métodos tan agresivos a la hora de entrenar.

Su amiga moteada se había sentido tan mal al oler la sangre derramada, que se mareó durante gran parte del camino de regreso al Clan y él tuvo que pararse a su lado y ofrecerle apoyo para que no cayera desmayada.

Leia meditó un par de segundos y se recostó nuevamente sobre el musgo, escondiendo las garras que tenía extendidas de los nervios. Ni siquiera la Fuerza se pudo haber apiadado de ellos y no mandarles más problemas que resolver.

—¿Es solo en los límites o también los han sobrepasado? —indagó, preocupada de que se tratara en realidad de sus guerreros y no de un gato ajeno a ellos.

Poe dudó en asentir.

—Los aromas indican que la intrusión ha sido reciente —se encogió un poco, viendo a su Líder azotar la contra el suelo de la pura frustración —. No se detecta muy bien de donde podría pertenecer el gato que perdió la sangre, pero se presume mayormente que se trata de uno del Clan Oscuro.

Leia suspiró. Con la mención de ese Clan, su corazón latía con fuerza abrumadora. ¿Qué podría estar planeando ahora Snoke que dejaba que sus guerreros perdieran sangre de tal manera, a montones? Rezaba fervientemente por que su cachorro no tuviera nada que ver con él. No soportaría verlo herido a tal brutal grado.

El Lugarteniente la notó ensimismada, sumida en los recuerdos que muy seguramente la acechaban. Titubeó bastante si en continuar o no, pero ella le preguntó.

—¿Cómo se encuentra Rose? A juzgar por tu cara, imagino que ha ella le afectó un poco lo que vio.

¿Un poco? Él más bien diría que demasiado. Afirmó con la cabeza su acertada suposición.

 —La he mandado con Rey para que la revise —contó, haciendo memoria de cada una de las protestas que Rose prácticamente le gruñó para que la dejara acompañarlo a hacer su informe del día a día a su Líder —. Tal vez le pida reposo, aunque lo más probable es que luego se me una en alguna patrulla de caza.

—Hablando de Rey, ¿las has visto en estos últimos tres días?

Tras el fallecimiento de la veterana, habían transcurrido tres días exactos en los que Leia no pudo ver ni de reojo a la aprendiza de curandero. Sabía que estaba entrenando con Luke sobre una nueva técnica para sanar sin hierbas, según le explicó él muy rápidamente esa vez que preguntó por ella, pero no suponía que fuera solo eso, porque, de la contrario, al menos podría verla.

—Luke la ha llevado al Kyber Lunar para enseñarle a interpretar señales, o eso me dijo Rey cuando pude acercarme, por lo que era de esperarse que no la viéramos hasta tan tarde andando por el Clan.

La Líder se preocupó de inmediato por la joven gata. El viaje al Kyber Lunar era de por sí largo y muy agotador, y, si su hermano la estaba preparando para algún día ascender a curandera completa, muy posiblemente ella debería estar exhausta.

Star Paws: A New WarriorWhere stories live. Discover now