La Conección

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Estés donde estés, él siempre te acompañará —susurró la voz en su cabeza, esa que hacía mucho no oía y comenzaba raramente a extrañar.

Rey abrió los ojos, esperanzada en dar esta vez con la dueña de aquella voz tan melódica y tierna que le hablaba tanto en sueños como despierta. Se decepcionó al solo verse nuevamente en un espacio negro y profundo, tal y como la primera vez que la escuchó.

Aspiró el aroma que repentino se colaba en su mente, y su corazón latió con fuerza al reconocerlo. Esa esencia tan amada, tan única, tan salvaje y fresca como el mismo viento de primavera.

—Ben.

Sintió su calor, la suavidad de su pelaje pegado al suyo, abrigándola. Se relajó al saberlo cerca de ella, tal vez hasta un poco más de lo debido.

Y despareció. Tan rápido como lo notó, se desvaneció incluso todo rastro que pudo haber dejado.

Maldijo en voz baja, arañando el suelo invisible bajo sus zarpas pequeñas y blancas.

—¿Por qué me haces esto, Voz Misteriosa? ¿Qué quieres de mí? ¡Dime!

Detestaba que solo se le apareciese en los momentos menos oportunos, que la ilusionara para luego destrozarla quebrando cada uno de sus anhelos a nada de cumplir.

¿Quién era ella y por qué la hacía sufrir de tan cruel manera? Ella solo quería llegar a Ben, aunque fuera en las fantasías de sus sueños más profundos.

Un camino de huellas se formó frente suyo, tal cual la primera vez. Estas brillaban, invitándola a pisarlas y seguirlas a un destino del cual ya no estaba muy segura de querer averiguar.

Titubeante, Rey pisó la primera huella, descubriéndola mucho más grande que la suya. Eran muchas y el camino que le mostraban no era exactamente muy corto. Aun así, sin tener nada más que perder, se dejó guiar por ella en esa extraña negrura que la rodeaba.

Ya casi llegas, solo un poco más…

Volvió a irrumpir en su mente, en su concentración. Buscó en su entorno otra vez y solo escuchó su ligero ronroneo reírse de ella.

—Esto es una trampa —murmuró, quitando su zarpa bruscamente de la siguiente huella que iba a tocar. El tono de la voz cambió a uno más relajado, comprensivo.

¿Es acaso una trampa querer llevarte con tu destino, jovencita? —distinguió su sarcasmo, uno al que no supo reaccionar —Confía en mí, solo quiero ayudar.

No parecía que la estuviera ayudando en lo absoluto, parecía más como si intentara perderla en el interior de su propia mente.

—No te creo —su pelaje se erizó —. ¡Déjame ya! —gruñó en alto, tratando de ocultar su temor y reemplazarlo por enfado, ira.

La voz la acarició con su ronroneo pacífico, antes de que una oleada de agradables sensaciones la golpearan. Olisqueó con fuerza el aire en un intento por recomponerse. El aroma que la desarmó, también la animó a fijar su vista nuevamente al frente.

Si ese camino sería su perdición, ahora estaba más que segura de querer terminarlo. Sentía a Ben justo al final, tal vez, solo tal vez, esperando a que lo encontrara.

Síguelo.

No necesitó de su orden para salir corriendo hacia el desenlace del sendero de huellas azul brillante. Aquella voz ciertamente había cumplido con supuesto propósito de llevarla hacia su destino. Se lamentó un poco de haberle refutado.

—¡Ben!

Las huellas se acabaron y, con ellas, el camino igual. El aroma era más intenso allí, casi consumiéndola.

Star Paws: A New WarriorWhere stories live. Discover now