Noche para dos

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Apenas el anochecer cayó en el Clan Luminoso, Rey se escabulló lo mejor que pudo hacia las afueras. Tal vez tendría que regresar temprano para el irremediable entrenamiento como curandera, pero se encargaría de al menos por esa noche olvidar todo lo que le esperaba en el campamento de su nuevo hogar.

Ahora lo que le importaba mientras se perdía en las hojas hacia las fronteras, era encontrar a Ben y disfrutar a su lado el tiempo que le quedaba. Una vez empezara su aprendizaje, sabría la Fuerza cuando volvería a salir del Clan sin escolta que la cuidara exageradamente la espalda.

Agradeció en grande que Luke se hubiera dormido antes de que ella saliera, pues lo creía capaz de seguirla e interrumpirla.

Aunque le pareció muy raro que, mientras se escondía de las miradas curiosas de sus compañeros, su Líder hubiera literalmente visto cada uno de sus movimientos y no le dijera nada. No sabía si era por la confianza que le tenía o era porque ya sabía de sus escapadas y esa era su manera de atraparla en el acto. Como fuera, se alivió cuando ella se retiró sin más a su guarida y la dejó sola.

Ahora más que nunca, quería encontrar a Ben para contarle todo lo extraño e injusto que le ocurría.

¿La odiaría por ser curandera? ¿La dejaría de ver, la apartaría de su vida? Le atormentaba la respuesta negativa que él pudiera darle en cuanto a si seguir o no su relación secreta.

No debía pensar mal, no cuando él le aseguró muchas veces que su amor era verdadero y rompería cualquier barrera que intentara arruinarlo.

Suspiró embelesada. Rose tenía mucha razón al decirle que Ben la traía muy mal. La tenía tan enamorada de él que sentía incluso que, cada que estaban juntos, sus almas se unían para nunca más separarse.

¡Oh, Fuerza!, ¡cuánto lo amaba! ¿Por qué su Maestro no podía ver lo mucho que se querían y necesitaban? Su destino enlazado comprobaba cada vez más que Luke estaba ciego ante lo obvio.

—Ben, mi Ben —murmuró al viento el nombre que la enloquecía tanto. Le encanta como sonaba, como lo saboreaba en su boca antes de pronunciarlo.

De verdad estaba loca.

Un ruido en los arbustos detrás suyo la alertó en demasía. Se detuvo y giró en redondo hacia donde se escuchaba el tronar de unas ramitas bajo unas pisadas gruesas y descuidadas. Lo que fuera que la acechara, parecía que quería que lo descubriera.

—¿Hay alguien ahí? —preguntó, obteniendo como única respuesta un nuevo tronar en el suelo. Su pelaje se erizó en defensa y sus garras se desenvainaron listas para cortar.

No se dejaría intimidar.

Caminó cautelosa hacia las hojas que se movían bruscamente. No olía y sentía nada, así que no podía ser Ben el que la perseguía, ¿o sí? Tenía miedo de averiguar la respuesta de la peor manera.

De repente, la criatura salió del arbusto hacia ella y la embistió de tal forma en que ambos rodaron y quedó encima suyo con la respiración un tanto acelerada chocándole en el rostro. Rey cerró los ojos y respingó. La fuerza con la que las garras la sostenía le hizo tensar el cuerpo, y es que, si bien no la lastimaban, la hacía temblar la forma tan posesiva con la que le rodeaba los hombros.

Aún sin mirarlo, sintió como la cola ajena se enlazaba con la suya. El calor que la embargó la tranquilizó, pues lo reconocía muy bien ahora que lo sentía tan de cerca.

—¿Eres tú, Ben?

Abrió los ojos lentamente en lo que el latir de su corazón se normalizaba. La mirada ambarina, brillante y encantadora, que la recibió, la desarmó por completo. Esa intensidad le tenía hipnotizada y no se abría apartado si esta no se hubiera antes movido arriba abajo viajando sobre ella.

Star Paws: A New WarriorWhere stories live. Discover now