Respuestas en el Kyber Lunar

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Por más que quiso ir con Poe y Rose a cazar, Rey tuvo que quedarse en la guarida por orden directa de su Maestro. Este ahora se paseaba entre la hierbas, buscando las necesarias para realizar un viaje largo. Ante eso, los ojos de la aprendiza brillaron de la ilusión.

¿Acaso Luke se marchaba del Clan Luminoso para siempre? Tal vez antes quiso que se quedara, pero las cosas habían cambiado y ahora deseaba con el alma que los dejara en paz de una vez por todas.

Leia había prometido ayudarla con sus escapes, sí, pero no siempre podía hacerlo si su hermano siempre la rondaba como halcón a su presa. De cualquier forma, agradecía el grande la intención de su Líder.

Ambas amaban a Ben y solo querían ser felices con él.

Luke decía mucho querer proteger a su familia, pero nunca parecía hacerlo cuando actuaba en contra de lo que ellos en verdad querían.

—¿Se marcha, Maestro Skywalker? —el aludido ronroneó de la burla.

¿Eso era un no? Sus extrañamente divertidos ojos azules le confirmaron lo que temía. Él se quedaría, quizás hasta para siempre.

—No me voy, cachorra —respondió con naturalidad, fingiendo que no leyó parte de sus pensamientos.

Estaba loca si creía que la dejaría a merced de Kylo Ren y la Oscuridad.

—¿Entonces?

—Hoy haremos un viaje muy especial, aprendiza —informó, soltándole un puñado de hojas sobre las zarpas. Rey las miró sin entender —. Visitaremos el Kyber Lunar.

El Kyber Lunar no era cualquier piedra preciosa que podrías ver en el fondo de un río profundo. Era un cristal grande y sagrado, bañado por la Luz de la luna creciente durente cada noche hasta cumplir el mes.

Allí, se reunían los curanderos y sus aprendices para compartir sueños con la Fuerza Estelar y sus guerreros luminosos.

Rey prontó cayó en cuenta que, además de pedir ayuda y guía a las estrellas, Luke la llevaba allí por otra razón, una que le disgustaba mucho el solo imaginarla.

La convertiría en su aprendiza definitiva ante la Fuerza. No habría marcha atrás, tendría que solo aceptar y resignarse, rezar incluso por que su vida no fuera tan miserable.

—¿Y bien? —la voz de Luke rompió su concentración —¿No estás emocionada?

Emocionada por conocer un nuevo lugar en el bosque, sí; por convertirse en su aprendiza de verdad, no mucho en realidad.

Una vez fuera y regresara al Clan, todos la verían como una curandera en proceso, no como la guerrera que ella deseaba fervientemente ser.

—Sí, creo que sí —respondió lo contrario a lo que sentía.

No tenía caso negarse más, no cuando su Maestro jamás daría su pata a torcer.

—En las estrellas —empezó con su explicación, la que mucho mentores le decían a los más jóvenes cuando los llevaban a conocer las fronteras de los Clanes con el Kyber Lunar —, los curanderos buscan consuelo, apoyo en sus decisiones. Buscan respuestas a preguntas que nadie más podría aclararles.

—¿Sí? —aquello la llenó de esperanza. Si podía hablar con la Fuerza, con Padmé más concretamente, tal vez podría averiguar por qué ellos le habían cambiado el destino tan injustamente.

—La duda que tengas, la Fuerza te la disipará. Por eso somos curanderos, Rey. Confíamos en la Fuerza que nunca nos traiciona, no en los sentimientos que muchas veces pueden cegarnos.

Star Paws: A New WarriorWhere stories live. Discover now