Amor por el baloncesto - MYG+KTH.

Parte 89: los tontos enamorados

—¿Tani? —Llama a su mascota, el canino continua acostado sobre sus pies, por su parte Tae no puede evitar ladear la cabeza al percatarse de que el pequeño está temblando, ¿tiene frío? —YeonTan —llama esta vez un poco más fuerte haciendo que el perrito se despierte y se siente sobre sus dos patas, sacándole una sonrisa a TaeHyung este lo acaricia y nota que continúa temblando además de que se sobresaltó cuando lo acarició. 

Ladea la cabeza y sostiene entre brazos al perrito hasta llegar a su armario y buscar entre los cajones la linda sudadera que le compraron hace unos días para los días frescos que se avecinan, a decir verdad hoy es un día de esos, el suelo de su habitación está frío y por las ventanas se cuelan rayos del día opacos, no brillantes y picosos como cuando es un día de sol brillante, de primavera. Encuentra lo que estaba buscando y se lo pone a Tani con cuidado de no lastimarlo, una vez lo tiene puesto no puede evitar sonreír ante lo lindo que se mira.

—Abajo —indica la puerta y Tani no tiene que escucharlo 2 veces para caminar a la puerta y salir por ella, escucha sus pisaditas bajando las escaleras y sonríe poniéndose de pie para tomar su uniforme deportivo.

Cuando termina de alistarse baja con su mochila puesta, su madre le tiende una vasija en la cual ha puesto su desayuno, pues ese día lo llevará a la preparatoria y a sus hermanos a la primaria, les ha avisado a YoonGi y a JiMin desde la noche anterior así que no hay ningún problema.

—Andando —dice su madre a la vez que toma las llaves de la mamámóvil, tanto Tae como sus hermanos acatan la orden y salen de la casa luego de despedirse de YeonTan y se suben al medio de transporte, los menores en los asientos intermedios y el mayor en el del copiloto, no sabe con exactitud por qué su madre le ha pedido que vaya con ellos hoy, pero tampoco pudo negarse. 

No ha tenido mucho contacto con su madre desde hace días, así que lo vio conveniente, sonríe ante el pensamiento.

—Bien, primera parada preparatoria de TaeHyungie —informa la mujer una vez se adentra a la camioneta, haciendo reír a los niños y sonreír a Tae quien la mira y ésta tiene el mismo gesto.

El camino es tranquilo, escuchando música de los grupos que le gustan a Suk y observando los bailes improvisados de sus hermanos en la parte trasera de la camioneta, sí, todo es tranquilo, cuando están a una cuadra de llegar a la institución la camioneta se estaciona a un lado de la calle y el castaño baja con cuidado, una vez ya abajo se gira a la ventana y despide con la mano a su madre quien le devuelve el gesto.

—¡Nos vemos en la tarde! —Despide su madre con una suave sonrisa, el menor le asiente con la cabeza a la vez que aprieta los labios y observa cómo se aleja riendo al ver a sus hermanos despidiéndose desesperadamente.

Observa la camioneta desaparecer una vez da vuelta a la derecha y suelta un suspiro.

Las cosas han cambiado y es tan extraño, da miedo.

Hacerse entender que todo a cambiado y que ya está a salvo es algo que ha se repite pero por alguna razón su mente y corazón no parecen comprenderlo, la Doctora Park le mencionó que sería un proceso difícil, pero no creía que lo fuese tanto, aunque es verdad todo conlleva esfuerzo y constancia.

Aunque debía de admitir que algunas veces él mismo, sin ceder mucho a su corazón y mente también sentía miedo, pues los días habían dejado de transcurrir uno tras otro, todos iguales, haciendo la misma rutina, estando aislado, callado, siendo un niño sin voz. Y ahora... ahora todo es diferente, cada día trae consigo algo diferente y algo de lo cual aprender que simplemente... no parece real. Aún no se fía del todo que en serio esa sea su nueva rutina.