Capítulo 76.

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Atravieso el pasillo con el ceño fruncido. La secretaria me indica, con su singular simpatía, que Matt quiere verme.

Entro en su despacho sin llamar y me deshago de mi gabardina y mi foulard echando maldiciones. Lo tiro todo sobre el asiento enfrente de él. Estoy que echo pestes.

— Te advierto que si vas a colocarme uno de tus expedientes para tenerlo para mañana, me pongo en huelga

Matt observa mis movimientos con su flema habitual.

— Todo depende de la huelga que quieras comenzar.

Su sonrisa traviesa y sus ojos brillantes me hacen enrojecer.

— No... No te preocupes. Tengo un jefe demasiado sexy como para hacer una huelga de abrazos...

Me callo cuando no está más que a unos centímetros de mi y su cara muy cerca de la mía. Coloca una mano sobre mi mejilla e inclino involuntariamente la cabeza para adaptarme a su caricia.

— Siento lo de ayer por la noche... Me hubiera gustado estar allí.

Entiendo que tenía cosas más importantes que solucionar, pero le he echado de menos.

— Me hubiera gustado que estuvieras allí...

Me da un delicado beso en los labios. Mi cuerpo se deja envolver y cautivar por su gusto y su olor. Deslizo mis manos por los pliegues de su chaqueta y acabo abrazando su torso con mis manos. Podría quedarme horas así... Apoyo mi cabeza en su pecho y su mano vuela a mi cintura. Cierro los ojos y me dejo abrazar por él.

Pero una emoción me invade, la tengo a flor de piel.

Se separa un poco de mi y fija su mirada en la mía, levantándome un poco el mentón con el dedo indice de su otra mano.

— No tienes buen aspecto. ¿Estás segura de que todo está bien?

— Si, si... ¿Tienes alguna noticia de Dave?

— ¿Es Dave quien te preocupa?

Me mira con benevolencia pero conozco esos ojos. Me están interrogando.

— No me gustan esas dudas que planean sobre él. Me hacen sentir incómoda y paranoica...

Se aleja y coje de su mesa una pequeña baratija que hace girar maquinalmente entre sus ágiles dedos.

— Por el momento no tengo nada importante, pero la cosa está en marcha.

— ¿Es la verdad, o lo que me dices para que deje de hacer preguntas?

Dos iris centelleantes se posan sobre mi. Sabe que comienzo a conocerle.

— Es la única versión.

Da la vuelta a su mesa para coger un montón de documentos.

— Hoy tengo que ausentarme. Tengo un expediente para ti. —me lo entrega, con los ojos brillantes. — Los trabajos del Congo se van a retomar. He reunido los fondos para comenzar de nuevo.

— ¡¿En serio?! ¡Matt es una noticia maravillosa!

Me sonríe, visiblemente feliz de aportarme un poco de felicidad. En estos últimos días los momentos de euforia han sido más bien escasos.

De repente llaman a la puerta.

— ¿Si?

Han entra. Me sonríe cortésmente y se dirige a su jefe.

— Señor, he preparado los documentos que usted me había pedido. ¿Quiere que haga algo más?

— Si, me acompañará esta mañana, necesito de sus conocimientos para tratar con el cliente.

Predecible ©Where stories live. Discover now